Capitulo 2: los pasillos.

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La bacteria se multiplicaba y se esparcía con los fluidos y la sangre, si estos entraban en un cuerpo sano sería infectado, eso era lo básico.

La ciudad estaba sumida en caos, los que podían correr vivían para luego ser rodeados y morir, y los que tenían alguna discapacidad no tenían otro final más que la muerte, los policías estaban creando un perímetro de seguridad para salvar a aquellos afortunados que llegaron a tiempo.

Uno de esos policías estaba escoltando a un funcionario importante, disparando a los infectados con una "SiG Sauer SP2022" Entre manos, teniendo cuidado de tener cierta distancia con esos infectados.

Uno de esos policías estaba escoltando a un funcionario importante, disparando a los infectados con una "SiG Sauer SP2022" Entre manos, teniendo cuidado de tener cierta distancia con esos infectados

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(Es esta la SiG Sauer SP2022 por si no sabían que eran)

- ¡Apúrate, no tenemos mucho tiempo para llegar al perímetro de seguridad!

Pero este funcionario no respondía, hasta que soltó un grito ronco mientras intentaba morder, estaba infectado.

El policía se mordió el labio inferior con resentimiento y le disparo en la frente de cerca al funcionario ahora infectado, cayendo inerte al suelo sin otro movimiento.

El policía jadeaba, no estaba cansado físicamente, pero su mente estaba pasando por mucho estrés, por lo que se sentía agotado, pero no era momento de descansar, ya que su radio pegada al hombro comenzó a sonar.

- unidad 006 ha caído, solo queda en pie las unidades 002 y 005, unidad 002 diríjanse a la zona segura.

El policía chasqueó la lengua, ya que él era de esa unidad, por lo que comenzó a caminar mientras intentaba no ser captado por los infectados.

....

...

..
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Aturdida por el terror y la conmoción, Tiara se aferró al miedo con fuerza, no entendía lo que pasaba, pero algo paso por su mente haciéndole dudar.

- Paul y Max están aún en clases.

Aun temerosa de lo que estaba sucediendo se levantó, caminando a la puerta con pasos temblorosos.

Al llegar a la puerta, descendió cautelosamente por las escaleras que la llevarían hacia las profundidades del edificio. A medida que avanzaba, los chillidos desgarradores y los pedidos desesperados de auxilio resonaban en todas direcciones, llenando el ambiente con una aterradora cacofonía de sufrimiento humano.

Cada pasillo se había convertido en un escenario macabro, donde cuerpos destrozados y charcos de sangre decoraban el suelo. Los restos desmembrados y las vísceras esparcidas por doquier eran una cruel muestra del violento caos que se había desatado. Tiara sin poder soportar el impulso de vomitar se detuvo muchas veces, pero siguió avanzando con dificultad entre escenas que helaban su sangre y le robaban el aliento.

Su corazón latía con violencia y su mente se negaba a procesar las horribles imágenes que la rodeaban. El miedo y la repulsión la embargaban, haciendo temblar sus manos con cada paso que daba. Sin embargo, algo dentro de ella se aferraba a la esperanza de que sus amigos estuvieran bien.

Pero su cuerpo se detuvo abruptamente al pasar por un pasillo y encontrarse a unos 5 metros a un profesor encorvado comiéndose a un niño de aspecto irreconocible.

Tiara se asustó tanto al ver tal cosa que dio un paso atrás, pisando un charco de sangre y haciendo sonido, causando que el profesor volteara lentamente mientras se levantaba.

La pequeña niña quedó paralizada, su mirada se encontró con los ojos vacíos y hambrientos del ser antes conocido como su maestro. Podía ver la desfiguración de su rostro, la saliva putrefacta que caía de su boca y el olor insoportable a sangre que emanaba de su cuerpo.

El profesor infectado comenzó a acercarse lentamente hacia Tiara, moviéndose con una torpeza grotesca. Los instintos de supervivencia se dispararon en la mente de la niña, pero el terror la mantenía inmovilizada. Su cuerpo temblaba y su respiración se volvió superficial mientras veía cómo se acercaba la amenaza hacia ella.

Con su pulso acelerado y las lágrimas corriendo por sus mejillas, Tiara supo que allí seria comida como el niño despedazado que fue víctima del profesor infectado.

Mientras Tiara luchaba por mantener la compostura en medio de la desesperación, su atención fue repentinamente captada por una voz juvenil.

- ¡Deja a Tiara, degenerado!

Gritó esa voz valiente, resonando por los pasillos infestados de peligro.

Para su alivio, vio cómo su amigo Max embestía al profesor infectado, derribándolo con fuerza. Agarrando la mano de Tiara sin perder tiempo, Max la instó a correr junto a él hacia un salón cercano, donde otro niño aguardaba en busca de refugio.

Con el corazón acelerado, los dos se adentraron rápidamente en el salón, bloqueando la entrada con un estante pesado de madera, el ambiente se cargó de tensión mientras los niños intentaban contener su respiración y mantenerse ocultos de los infectados que merodeaban en el exterior.

Mientras Tiara recuperaba el aliento, observó a su alrededor y reconoció al niño en el salón. Era Paul quien se notaba herido en un brazo por unas extrañas púas que salían de su piel.

Tiara se preocupó tanto por Paul que lágrimas brotaron de sus ojos mientras intentaba hablar.

- Paul (sollozo) ¿te duele la mano?

Paul suspiró para tranquilizarse y palmeo la cabeza de Tiara para calmarla.

- tranquila, no me duele mucho, así que no llores, me duele más mi corazón verte llorar.

Tiara se secó las lágrimas con las mangas de su ropa y respiro unas cuantas veces para no seguir llorando.

Max quien tapaba las ventanas del salón al interior del pasillo con pupitres se agachó de repente y puso su dedo índice en sus labios mientras veía a Tiara y a Paul, captando rápidamente la seña.

Los rugidos y gruñidos de los infectados resonaban cada vez más fuerte, indicando que un grupo numeroso se aproximaba peligrosamente hacia su posición. Con el corazón en la boca, se vieron obligados a hacer silencio absoluto, conteniendo la respiración y esforzándose por no hacer ningún ruido que pudiera alertar a los infectados de su presencia.

El comienzo de la evolución.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora