Sobreviviendo al olvido

XXV. Intransigente.

Byul y yo quedamos de acuerdo en pedir comida coreana para hoy, me siento emocionada por saber que Beck probará esto por primera vez, aunque es probable que no le encante, espero que tampoco la rechace. 
Hace tanto tiempo que no como con palillos…
Miro a través de la ventana de su cocina, la tarde está cayendo. Ha sido un lunes muy tranquilo, con el invierno a punto de llegar la ventana no puede permanecer abierta. 
Deslizo mi mirada hacia el estante donde guarda los cubiertos y hablo sin pensar demasiado:

— ¿Tienes palillos aquí?
— Hace muchos años compré palillos de acero, pero no los uso casi nunca. —deja lo que está haciendo y limpia sus manos con un trapo— Voy por ellos. 
— Trae tenedores para los niños. 
— ¿Podrán con cuchara? —cuestiona y achica los ojos al ponerlo en duda.
— Mejor tenedor. 

Toma los cubiertos y los lleva a la mesa para prepararla, le ayudo con vasos y platos apropiados para la comida que no debería tardar en llegar. 

— ¡Emily! ¡Beck! Vengan. —reduzco el volumen de mi voz cuando los escucho correr de la sala al comedor. 

Confieso que me gusta mucho el acomodo de esta casa, es muy práctico y accesible todo.
Los niños veían una película animada. 
Odio que mi hijo pase tanto tiempo frente a luces azules, en casa nunca podía ver la televisión si yo no estaba con él y de teléfonos ni hablar. En estos meses que hemos compartido con Moon y Emily ha aprendido a usar el teléfono muy rápidamente y la televisión se volvió uno de sus pasatiempos preferidos.
Me siento una fracasada por no haber podido alejarlo de esas cosas cuando menos 4 o 5 años más. Mi frustración no significa nada si Moon está bien con que Emily gaste así su tiempo, ya que nunca la he escuchado que la ponga a estudiar, pero es una costumbre que establecí muy rígidamente en Beck incluso después de estar aquí, cada día a las 6:00PM debe estudiar rigurosamente y después seguir perdiendo el tiempo. 
Sé qué es un niño y necesita de esto, yo lo anhelé toda mi niñez, pubertad y adolescencia, incluso parte de mi primera vida adulta, pero no puede estar todo el tiempo ahí, tiene que destacar y no es por nada, pero que tenga raíces de los Kim me obliga a hacerlo lo más productivo posible. 

Se acercan a la mesa, le indico a mi hijo que se siente y yo ayudo a Emily a hacerlo. 
Sé qué se pone celoso con esto pero no puedo no hacerlo. 
Ayudarle a su hija es lo mínimo que tengo que hacer y quiero hacer por Moon.

Mientras sigo acomodando la silla de Emily el timbre suena y escucho los pasos de Byul ir a la puerta. 
Tiene un diálogo breve y cierra. 
En seguida se acerca a nosotros:

— Yongsun, —me pasa la bolsa— ayúdame a servir, por favor. 

Sirvo pronto la comida, todos tenemos hambre. 
Cuando mi hijo está a punto de comer le hablo:

— Esto es tradicional en Corea. Debes comerlo todo, ¿bien?
— Sí. 
— No dejes nada. —sacudo su cabello cuando veo que no ha sido de su total agrado pero no se atreve a decir nada.

Moon se levanta a contestar una llamada y se va directo a la cocina. Estoy segura que estará picando algo de comida allá. 
Comienzo a comer y sin querer miro a Emily intentando usar el tenedor pero no logra usarlo correctamente. 

— Debes sostenerlo así. —le ayudo a tomar la postura correcta pero al poco tiempo la pierde y su cubierto se vuelve inútil. 

Intento un par de veces más, pero la rebasa. Así que opto por darle una cuchara, facilitando la labor para ambas. 

Fue demasiado evidente que a los niños no les gustó la comida, entiendo que están acostumbrados a otros sabores pero, ¡esta es la mejor comida coreana que haya probado en el extranjero! 
Quizá cuando crezcan más puedan disfrutar de este manjar.