III. ¿Te escupió el infierno?

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La semana avanzó muy lento, y no siendo suficiente, todavía debo presentarme a la actividad de la escuela. 
Estoy tan cansada, que quisiera quedarme a dormir, pero lo último que quiero es levantar sospecha en la escuela o que reprendan a Beck. 
Así que toca hacerle frente a la situación a través de mis medios escasos. 

Luego de dejar a mi hijo en la escuela regresé lo más pronto posible a casa y dormí de 8:20 a las 10:30, tomé una ducha rápida, desayuné y me apresuré a salir para llegar a las 11:00. 
Quizá hubiera llegado un poco más temprano, pero me distraje un momento al ver esa marca provocada por láser en mi muslo, me gusta recordarla como una "herida de guerra", pero ciertamente odio verla y recordar todo lo que implica. Siempre que la veo es inevitable quedarme recordando y también lo odio.
Sobre mi rostro tuve que usar más maquillaje del normal, pero en realidad no me interesa mucho, así es la vida y estas personas lo saben.

Una mujer con vestimenta colorida habla:

— Agradecemos mucho su presencia. 

Me siento indignada. Tendría que reponer estas horas de sueño a costa del trabajo, pero no puedo darme esa oportunidad, posiblemente el día de descanso convezca a Beck de dormir temprano y eso es lo que me pesa, ni siquiera haber tenido la oportunidad de pasar estas horas con mi hijo, sino con mujeres que probablemente no volveré a ver o que están hablando de mis ojeras de este día. 
Cuando llegué parecía que ya estaban por comenzar, la cita decía claramente 10 minutos antes de las 11 y se darían esos 10 minutos de tolerancia.

— Para la actividad deben tomarse de las manos y haremos un círculo. 

Puedo con esto.
El espacio se empieza a cerrar y tomo la mano de la mujer castaña de mi lado. Me quedo dándole la espalda a la entrada principal. 
Antes de escuchar la siguiente instrucción se ve como entra más luz en el reflejo de la brillante pared, que indica que la puerta se abrió nuevamente. 

— Lamento llegar tarde, un imbécil chocó mi auto, pero pude venir, la aseguradora ya se está encargando de eso.

Cuando reconozco la voz inevitablemente aprieto más fuerte la mano de la mujer a mi lado sintiendo casi pánico por dentro. 
¿Esto es real o sólo me estoy confundiendo? Si el caso es el segundo, entonces he de estarme volviendo loca:

— Disculpen la demora, me parece que voy aquí.

Intento aferrarme a la mano de la castaña, pero la mujer se suelta sin haber entendido mi mensaje y la mano de Moon Byul toma la mía, dejándome completamente paralizada.
No, no me confundí y ahora veo que tampoco estoy loca. 

— Bien, —habla la maestra— ya que estamos todos, podemos iniciar. 
Quizá se estén preguntando si esto es una actividad infantil y la respuesta es: No.
Hemos abierto este espacio porque sabemos lo complicado que es para ustedes ejercer maternidad o paternidad. Quizá tengan alguna situación o duda en particular de qué es lo que deberían hacer con sus respectivos hijos y queremos que cada uno dé un consejo. El que sea pero que vaya enfocado en cómo mejorar su perspectiva, cómo mejorar el enfoque de sus hijos o bien, soluciones a situaciones cotidianas. Que sea una retroalimentación activa sobre el cuidado y educación de los hijos. Les aseguro que el consejo que den será valioso a quien lo reciba. 
Además, es buen momento para que ustedes mismos conozcan quienes son sus hijos a través de las bocas y cosas que han llegado a oídos de otros padres. 
Pusimos los nombres de todos los pequeños en estas tarjetas, ahora los nombraremos, cuando escuche el nombre de su hijo alce la mano y una maestra le entregará la tarjeta, si ambos padres del niño vienen sólo uno portará la tarjeta. 
Deberán usarlo todo el tiempo que estemos aquí. 
Una cosa más, en esta actividad nos vamos a dispersar, caminando por todos lados de este salón, cuando se escuche un aplauso se acercarán a la primera persona que tenga a la vista y harán duplas, intercambiarán consejos y algunas cosas de interés durante dos minutos. 
El ejercicio se repetirá cinco veces. 
¿Dudas? —dice señalandonos a todos. Nadie replica, lo que me hace pensar que se hacen los idiotas cuando se trata de mensajes o bien, no tienen ni una pizca de comprensión lectora— Si no hay dudas, comencemos. 

Sobreviviendo al olvido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora