Sobreviviendo al olvido

I. Un horizonte no tan nuevo.

Perspectiva única de Kim Yongsun:

Las personas romantizan la maternidad. 
Es cierto que luego de conocer por primera vez a tu hijo es cuando te das cuenta de que jamás te habías enamorado con esa intensidad, aunque también hay depresión postparto, no te dejes llevar. 
Amar a tu hijo es algo que no todas las madres viven, según las circunstancias en que se haya dado su embarazo o el entorno en que tienen que vivir, puede que incluso la elección de con quien decidiste (o quizá no decidiste) formar una nueva vida.
El embarazo es difícil y aún así, es mucho más sencillo que parir y todo lo que viene después. 

Ya sabes, los insoportables dolores en la cintura que te despiertan a media noche y no desaparecen, así como el fastidio de no poder tomar nada de medicamento. 
La alegría que da cuando bajas de peso de repente y un par de semanas después te enteras que estás produciendo vida dentro tuyo y que no, nunca volverás a ser talla 4. ¡Incluso la talla de tu calzado aumenta! Entonces los zapatos cómodos se convierten en el par más incómodo y pequeño de tu colección.
La repentina dureza en las piernas y vientre cuando estás haciendo literalmente cualquier cosa. 
Las contracción previa a las reales, que es como si tu vientre se contrajera y apretara desde adentro. 
La retención de líquidos.
Creo que lo que más sufrí fue la calentura, ya que los mareos fueron algo de los primeros meses y ¡afortunadamente a mí no me tocaron los desmayos! Esos son muy peligrosos. Pero sí me tocó el vómito y náuseas.

Tener sueño todo el tiempo, no sólo por haber tenido una mala noche. Bien pudiste haber dormido bien y cuando despiertas, ¡sorpresa! De nuevo tienes sueño. 
El insoportable dolor de pechos y muchos otros síntomas más son cosas que casi no mencionan. ¡Caramba! ¡Qué complicado es estar embarazada!

La peor parte viene en que el varón que es padre de tu hijo no es consciente ni víctima de todos los síntomas que tienes que llevar sola. 
A veces todavía son tan cínicos que se atreven a decir "yo puse el esperma, sin mí no se hubiera logrado" ¡cállate! Luego de eso no hiciste básicamente nada para que el producto se lograra a través de casi nueve meses. 

¡Los cambios hormonales! Seguro que eso es lo que les parece más fastidioso a ellos o a cualquier persona a nuestro alrededor, si supieran lo horrible que sentimos ser tan cambiantes de un momento a otro y como anhelaríamos tener un solo estado de ánimo, ¡o mejor ninguno! ¡No sentir ni pensar nada haría el proceso mucho más llevadero! El progenitor lo único que hará el 80% de las veces será estorbar. Claro que no hablo de todos los casos, pero este es el más común. 
Aunque creo que esa etapa es la mejor para conocer al hombre, en caso de que te acompañe, si sabe cómo tratarte, como ayudarte y procura entenderte, puede que valga la pena quedarse con él. 
¡Quién sabe! 

Cuando estás en el quirófano tienes cuando menos tres cosas muy presentes: Dolor, miedo y emoción. Donde no hace falta ser un genio para saber que la escala va disminuyendo según el orden de aparición. 
En mi caso fue un parto natural, donde me pusieron anestesia con una jeringa enorme en la columna vertebral, misma que si te emplean más podrían dejarte parapléjica.
Luego de eso, tienen que hacerte algo llamado episiotomía, ¿qué? ¿No sabes que es? 
¡Busca en internet! No te lo diré yo. 
A algunas mujeres les aplican anestesia local antes del parto, por si te lo preguntas, sí, es una inyección.

¿Crees que eso es lo peor? Es porque no has escuchado de los partos largos. Horas y horas de labor de parto sin resultado alguno. 
Pero la verdadera pesadilla es ir al baño después del parto. Es una historia de terror que nadie te cuenta y para la que jamás estás lista, el ardor del desgarro casi te hace desmayarte, a veces tienes estreñimiento y se siente como si te cortaran internamente.
Odias sentir la vejiga llena porque sabes que inevitablemente vas a sufrir.