23|El Comienzo De La Guerra

180 22 3
                                    

La diosa Micte se acercó a las mellizas mientras afilaba sus armas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La diosa Micte se acercó a las mellizas mientras afilaba sus armas.

—Maya, Alexia, escuchen con atención—pidió—De los dos reinos, son las únicas que pueden matar al dios Mictlán

—Entendimos—afirmó Maya mientras Alexia afilaba su daga pensativa

—Alguna tiene que apuñalarlo en...—a Micte se le pusieron los ojos rojos y su cuerpo se sacudió

—¿Estás bien?—preguntó la melliza mayor

—La guerra acaba de empezar—murmuró la diosa

—¡A la plaza!—ordenó Maya y su melliza asintió

—Rápido

●●●

Maya y Alexia quedaron frente al ejército Teca, que las miraba con atención.

—Dignas guerreras de Teca, por mucho tiempo temimos al dios Mictlán y sus dioses malvados—habló Maya en voz alta frente a las guerreras de Teca—Brutalmente, nos quitó a nuestros padres, hermanos, esposos e hijos. Y recién empieza.

—Es el momento de dejar de vivir con miedo—siguió Alexia a su lado—Es el momento de pelear. No para asegurar la muerte de los que amamos, sino para asegurar el espíritu guerrero de las generaciones futuras.

—Sí, es cierto, ayer lloramos, pero hoy...—Maya sacó su espada junto a su hermana—¡luchamos por nuestro futuro!

Todo Teca vitoreó a las hermanas que sonrieron apenas mientras compartían una mirada.

La sonrisa se borró de la cara de Alexia al ver a un gigante andar hacia Teca en la lejanía.

—Aquí vamos—murmuró

El gigante se agachó y de ahí salieron los dioses.

—Quietas, mis guerreras—murmuró Maya junto a Alexia, sujetando sus espadas frente al ejército, y las soldados de Teca se prepararon

Apareció el dios Mictlán y sonrió al verlos.

—Hoy voy a devorar sus almas —gruñó

—Si morimos, que sea luchando juntos—replicó Alexia mientras sus ojos se ponían violetas y su pelo se tornaba blanco

Mictlán sacó sus dos armas de fuego.

—Felicidades, semidiosas—felicitó Mictlán—Acaban de garantizar la muerte de toda tu civilización.

Alexia se tenso y agarró su espada con más fuerza, relajándose al oír un cacareo.

—¿Estás seguro, dos caras?—preguntó la voz de Rico y Alexia sonrió al levantar la mirada y ver a todos los de Isla Luna subidos a un barco volador

—Isla Luna está con Teca—declaró la jefa

—Sé que me dijeron que huyera, chicas, pero nunca hice mucho caso—sonrió Rico y miró a Alexia—Me parece que como tú, Lexi.

𝙼𝚒 𝚙𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚙𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚖𝚞́𝚛𝚌𝚒𝚎𝚕𝚊𝚐𝚘𝚜 (𝑍𝑎𝑡𝑧 𝑦 𝑡𝑢́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora