25| Final Glorioso

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Por aquel grito, la serpiente la atacó y ella logró alejarla de la pirámide donde estaban sus padres y todos los niños metidos

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Por aquel grito, la serpiente la atacó y ella logró alejarla de la pirámide donde estaban sus padres y todos los niños metidos.

Rico montó un enorme gigante de piedra y Alexia se tensó cuando la serpiente trató de entrar a la pirámide.

—Mierda—murmuró y acarició la cabeza de Chiapa—Vamos, amigo, rápido.

Por suerte, el gigante de Rico sacó a la serpiente de la pirámide.

—¡Lo lograste, Rico!—exclamó Maya

—¿Lo dudaban?—sonrió Rico

—Ni por un momento, Rico—negó Alexia sonriendo de lado pero la sonrisa desapareció al ver caer a Micte herida—Mierda, vamos, Chiapa.

La chica bajó y Zatz, de murciélago, golpeó a la serpiente antes de que alcanzara a Alexia.

Esta lo miró preocupada.

—¡Chimi, ciega a ese monstruo!—ordenó la reina Viuda

Chimi le disparó en el ojo una flecha y logró cegarlo pero lo enfureció más y empezó a pelear con Zatz.

—¡Zatz!—Alexia quiso avanzar pero la otra cabeza de la serpiente se lo impidió.—No, no.

Zatz se transformó en humano mientras sostenía las dos partes de la mandíbula de la serpiente y miró a Alexia con una sonrisa triste.

—Te amo, Alexia—admitió finalmente y la serpiente lo lanzó para arriba, abriendo la boca

—¡No!—exclamó Alexia moviendo la mano y creando un campo de fuerza alrededor del peliblanco pero el monstruo se lo tragó con campo y todo —¡Zatz!—del dolor en el pecho, cayó al suelo de rodillas viendo la pulsera de Zatz en el piso, la que le había dado su madre, y la abrazó contra su pecho mientras sollozaba —Yo también te amo, idiota.

Llorando, se acercó a Micte al oírla quejarse pero el peso en el pecho no se le iba.

—Mamá, tú también no, por favor—pidió Alexia sollozando

—Escúchame, Alexia, haz que su sacrificio tenga sentido—le susurró la diosa con dolor y Alexia, sin poder dejar de llorar, le besó la frente mientras la diosa brillaba

—Estoy en paz, mija, la muerte nos llega a todos —susurró Micte sonriendo débil—Incluso a la muerte misma.

—No, mamá, espera... —pidió Maya llegando junto a ellas

—Me alegra tanto haberlas visto crecer y brillar...—murmuró Micte antes de cerrar los ojos y desaparecer

—No te vayas—sollozaban las mellizas, pero Micte ya había dejado el mundo de los vivos

La serpiente se comió a Vucub, que salvó a Chimi y a la reina Viuda.

Alexia abrazó a su hermana y se puso de pie mientras se ponía el casco con furia.

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𝙼𝚒 𝚙𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚙𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚖𝚞́𝚛𝚌𝚒𝚎𝚕𝚊𝚐𝚘𝚜 (𝑍𝑎𝑡𝑧 𝑦 𝑡𝑢́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora