01|Lᮀ Q᎜ɪɎᎄᎇᎀɎ̃ᎇʀᎀ ᮅᮇ ʟᎀs ᎍᎇʟʟɪᎢᎀs

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Hace muchos años, cuando la magia creó la tierra, un momento que no podemos recordar pero que nuestros corazones jamás olvidarán,un reino más allá de los feroces pumas de las montañas doradas, por encima de las calaveras mortales de la selva y deb...

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Hace muchos años, cuando la magia creó la tierra, un momento que no podemos recordar pero que nuestros corazones jamás olvidarán,un reino más allá de los feroces pumas de las montañas doradas, por encima de las calaveras mortales de la selva y debajo de los gallos magos de la isla Luna, descansando sobre un lago ancestral, estaba el legendario reino de Teca.

Ahí, los antiguos dieron a conocer una profecía: "Una poderosa águila y tres valientes jaguares algún día matarían a los dioses oscuros del inframundo"

Pero sepan esto: "Aunque las profecías nos dan esperanza, la batalla debe ser liberada, porque la victoria viaja en los hombros de los héroes"

Una hermosa águila, con estampado de jaguar en su pelaje, volaba por encima del reino Teca mientras los niños de ese hermoso lugar jugaban felices.

—Miren, es el águila Teca—habló un pequeño niño con voz soñadora mientras la apuntaba con su dedo.

Todos en el pueblo miraron al cielo, viendo a aquella maravillosa criatura pasar.

El animal siguió volando hasta parar en una planta de Nopal con una serpiente. En ella mordió a la serpiente por el cuello, pero la dejó cuando tres muchachos vestidos de jaguares que pasaron corriendo rápidamente frente a ella.

Aquellos chicos estaban corriendo como si de una importante misión se tratara.
Dieron un brinco y empezaron a subir por unas paredes con jaguares apoyándose de ellas para poder subir. Después se deslizaron por otra pared y sigueron corriendo. Hicieron un gesto de miedo.

Una mucama llevaba un juego de tazas para té y los chicos hicieron poses como si de unas estatuas se trataran.

La mucama pasó sin verlos mientras tarareaba una bella canción.

Cuando la mucama terminó de pasar soltaron un suspiro y siguieron corriendo

Brincaron y cayeron con una pierna en el piso y la otra doblada.

Un señor de gran tamaño se puso enfrente de los tres.

—Jaguares, ¿Trajeron el paquete?—preguntó el hombre con voz firme.

Uno de los tres muchachos le extendió una caja blanca con varias decoraciones.

El hombre se acercó y abrió la caja.

Cuando vió el contenido hizo una mueca y asintió.

—A mi señal, las sorprendemos— el hombre se volteó—¿Listos?

Empezó a contar hasta tres.

Al terminar la cuenta, los muchachos salieron corriendo.

Atravesaron una puerta de tela

—¡Feliz día de coronación, Alexia y Maya!—exclmaron los tres enfrente de una cama.

El padre de los chicos los siguió y extendió un plato con dos rebanadas de pastel y un par de velas.

𝙌𝚒 𝚙𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚙𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚘𝚜 𝚖𝚞́𝚛𝚌𝚒𝚎𝚕𝚊𝚐𝚘𝚜 (𝑍𝑎𝑡𝑧 𝑊 𝑡𝑢́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora