Capítulo 5

514 62 7
                                    

Una vez que llegaron a la única funeraria del pueblo, la sheriff la presentó con el dueño, Dante Wallace, a quien de inmediato le pidieron la mayor discreción posible respecto a la presencia de agente federal.

El hombre se extrañó ante el pedido, pero les aseguró que la reserva y la discreción prevalecían en su negocio, por consiguiente, nadie sabría de la visita de la agente Griffin. Además, en ese momento se encontraba solo, ya que la madre de su ayudante lo había reportado enfermo ese día.

Tras la sheriff y Clarke agradecerle su silencio, el hombre les mostró la sala donde estaban expuestos los siete cadáveres, listos para ser examinados. Era una enorme habitación, muy parecida a una morgue, propiamente, ya que mantenía una bajísima temperatura y contaba con el equipamiento ideal para realizar una autopsia. Clarke agradeció que al menos tuviesen ese lugar para mantener los cuerpos, de otro modo, hubiesen tenido que ser enviados a la ciudad más cercana, que era la capital del Estado, donde permanecerían en una morgue judicial hasta que se cerrara el caso.

Por otra parte, la agente Griffin tenía bastante conocimiento en medicina forense, y, tras recibir de la sheriff los reportes del médico que llevó a cabo las autopsias, Clarke pidió el quedarse sola con los cuerpos por un tiempo, para estudiarlos en detalle y también tomar algunas fotos. Raven se sorprendió del pedido, pero no formuló ninguna pregunta, ni tuvo objeción alguna, solo asintió con la cabeza y se retiró con el dueño de la funeraria.

Clarke examinó el cuerpo de la primera víctima, un hombre de treinta y cinco años, chofer de camiones de combustible, llamado Paul Simpson, quien solía pasar por Polis una vez a la semana. Cuando entregaba combustible en el pueblo, visitaba el club Trikru, y, a menudo, intimaba con prostitutas. Observó las marcas de las supuestas mordidas en el cuello, así como algunos moretones en los brazos y cuello, evidenciando la resistencia que puso al agresor, aunque sin mucho éxito. Debía admitir que las marcas habían sido muy bien logradas, ya que en verdad parecían haber sido producidas por un par de filosos colmillos.

Eran tal cual las que se ven en las víctimas, en las películas o series de tv relacionadas con los legendarios seres inmortales que se alimentan de la sangre humana, las que son tan populares en la actualidad. Esto se debe a que la imagen de los vampiros ha cambiado bastante de la que se mostraba en la antigüedad, con el demoníaco Conde Drácula. Hoy en día los vampiros poseen una imagen más sexi y atractiva, y, de algún modo, han dejado de ser netamente historias de terror. Las tramas se han tornado en historias románticas entre un vampiro y un humano. Historias que han cautivado tanto a grandes audiencias de jovenes adolescentes, como los de la de mediana edad, ya que también están cargados de un gran erotismo.

Clarke sonrió agitando su cabeza pensando en ello. A ella también le gustaba mirar ese tipo de películas fantasiosas. Sin ir más lejos, había pasado parte de la adolescencia y comienzo de los veinte, fascinada mirando la serie de tv True Blood. Así como la había cautiva la saga de Twilight, y, también, había leído los veinte libros de la serie, The Immortals After Dark, de la escritora, Kresley Cole. Pero de allí a creer en que los vampiros realmente habían existido y existen en la actualidad, no, ni en lo más remoto.

Había estudiado en psicología acerca del vampirismo, y cuánto había crecido en los últimos tiempos, impulsado un poco por las películas y los shows tan populares. Pero no podía terminar de entender por qué la gente se obsesionaba con el tema al punto de creer que en verdad existen en la vida real.

Sacudió los recuerdos de su adolescencia y de los humanos que sufren del síndrome de Renfield, y se dedicó a estudiar los cuerpos, para lo que se tomó su buen tiempo. Incluso, Raven entró en cierto momento preocupada por el tiempo que se estaba tomando en la heladera.

Mi Inmortal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora