Clarke abrió sus ojos y lo primero que sintió fue el peso del cuerpo dormido de Lexa a su lado, abrazándola. Sentir ese calor humano la hizo sonreír y que sus labios besaran sutilmente su frente. Lexa dormía en completa paz, su respiración era profunda y relajada, y una de sus manos sostenía la suya sobre su pecho.
Respiró profundo, sintiendo como el aire llenaba sus pulmones, sintiéndose tan viva. Su corazón latía pausado y también podía sentir una enorme paz. Una sensación muy extraña en ella, que siempre había sido alguien bastante inquieto y en movimiento, analizando todo y tratando de percibir más allá. Sentir paz interna era algo bastante difícil para Clarke, aunque alguna que otra vez había intentado meditación, no le había dado mucho resultado.
Su mente estaba tranquila y en blanco, sin pensamientos que la distraigan o la inquietaran. Sus ojos se encontraron con un cielo cubierto de estrellas, era una noche preciosa, asimismo, no percibía brisa alguna, o siquiera, algún aroma, aunque notaba que se hallaban tumbadas sobre la hierva en medio de una pradera llana, sin montañas. Pero, enseguida divisó un gigantesco árbol cercano.
Hasta ese instante, su mente no parecía recordar nada, tampoco intentaba entender qué sucedía, ni dónde se encontraban. Todo era relativamente extraño, pero no sentía esa desesperación por saber de qué iba todo el asunto, como su naturaleza siempre la ha caracterizado. Lexa comenzó a moverse y a despertarse de su pacífico letargo, al tiempo que se separaba del cuerpo de Clarke. De inmediato conectó con su mirada y sus labios se curvaron.
—¿Clarke?
—¿Lexa?
—Acaso estamos...Antes de que Clarke pudiese responder un "no tengo idea", el gigantesco árbol comenzó a iluminarse y casi a enceguecerlas. Ninguna sintió temor, solo se pusieron de pie, sin dejar de mirar, fascinadas, la intensa luz que emanaba del mismo. Era como si el sol estuviera surgiendo del frondoso tronco, incluso, tuvieron que cubrirse un poco los ojos. La luz se extendió hasta donde se hallaban y parecía envolverlas por completo. Se sintieron tan en paz que solo se miraron y sonrieron sin decir palabra, se tomaron de las manos y caminaron hacia la luz. Pero unos pasos antes de llegar al árbol, la única que pudo seguir caminando fue Clarke, mientras que los pies de Lexa parecieron fijarse a la tierra y ya no pudo dar un paso más. Enseguida trató de advertirle a su amada, quien seguía caminando, soltando su mano, sin mirar atrás, como si estuviese en alguna especie de trance.
—¡Clarke, espera! —Lexa trató de advertirle, pero Clarke continuó hasta que su cuerpo se desvaneció en la inmensidad de la luz, sin que ella pudiese detenerla o seguirla. La paz se evaporó de su ser y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—No te preocupes, va a regresar en un momento. —dijo una voz muy familiar detrás de ella.Lexa se giró y se encontró nada menos que con Costia, se la veía preciosa, iluminada, incluso, como si fuese un verdadero ángel. Sus ojos tenían un brillo especial y su sonrisa le transmitía tanto amor que la estremeció por completo. Sin más, Lexa se acercó a ella con dos pasos y la abrazó con fuerza, por unos cuantos minutos. Durante los cuales, sintió que la paz regresaba a ella y también el amor que la joven le profesaba en vida.
ESTÁS LEYENDO
Mi Inmortal
FanficLa agente federal, Clarke Griffin, conducía hacia el remoto pueblo de Polis, en el estado de Minnesota. Se le había asignado un nuevo caso en el que debía investigar a un posible asesino serial. Pero casi llegando a su destino, cerca de la medianoch...