Clarke se despertó con la alarma de su teléfono, sentía como si hubiese dormido tan profundo que no recordaba haberlo hecho en años. Se sentía renovada, con una energía increíble y con el suficiente entusiasmo para comenzar a investigar los homicidios y develar el gran misterio. Pero primero, se dijo poner algo sustancial en su estómago, luego visitaría a la sheriff Reyes.
Al salir de la cama le llamó la atención sentir la fresca brisa mañanera que se colaba por la ventana abierta. Las cortinas flameaban, abriéndose, revelando un cielo claro y limpio. Una paleta de colores anaranjados y bordó pintaban el horizonte, mientras los primeros rayos del sol aparecían entre las montañas lejanas. Clarke podía percibir el olor a la tierra mojada, por la lluvia de la noche anterior, así como también, el aroma fresco de flores silvestres, así como sentir el frío de la brisa otoñal. Pero saliendo del fascinante espectáculo natural, le extrañó el hecho de recordar muy bien que había cerrado la ventana antes de acostarse a dormir, ya que Niylah la había abierto un poco para ventilar la habitación, cuando se la preparó para ella.
Salió de la cama, y enseguida notó que una de las hojas del informe de la investigación se hallaba en el suelo. Supuso que debe haber sido por la brisa que entraba por la ventana abierta. Lo tomó y lo puso de nuevo en la carpeta, sin darle más importancia. Frotándose los brazos por el frío helado que hacía en la habitación, mientras maldecía se acercó a la ventana para cerrarla y, al abrir las cortinas, el hermoso amanecer se presentó a pleno afrente a sus ojos. Se preguntó si acaso la dueña de la casa habría ingresado mientras dormía y había abierto la ventana. Pero sonaba algo descabellado con la temperatura tan baja que hacía. Imaginó que, quizás, la ventana tendría un desperfecto y por el viento podría abrirse, aunque al revisarla no notó nada mal.
Miró hacia el estacionamiento de la cafetería y vio que una patrulla de la policía local se hallaba estacionado junto al suyo, y el que supuso era de Niylah, ya que se hallaba en el lugar cuando había llegado la noche anterior, siendo ella la única clienta. Al mismo tiempo, el sonido de los frenos de un gran camión captó su atención, desviando la mirada hacia la gasolinera, donde el gran vehículo se estacionaba para cargar combustible.
Volvió a mirar el seguro de la ventana, pero no notó nada fuera de lugar, pero el frío que estaba sintiendo en todo el cuerpo la hizo moverse. Sacudió toda especulación acerca de quién la había abierto, y se dispuso a comenzar su día. Pero en cuanto se giró, observó que su maleta también había sido abierta, ya que se veía una porción de tela afuera, como si hubiese sido cerrada a las apuradas. Estaba segura de que no fue por efecto del viento, y enseguida pensó en que iba a tener que buscarse otro lugar donde dormir. Si Niylah había entrado en la habitación mientras dormía y había hurgueteado entre sus cosas era una señal de que no podía quedarse allí. Ella necesitaba un lugar privado y seguro donde descansar tranquila. Además, cuando comenzaba una investigación, solía convertir la habitación donde se alojaba en una sala policial. Esparcía las fotos, más las notas que tomaba por todos lados, y si se alojaba en un hotel solía pagar extra para que nadie entrara a hacerle servicio de cuarto.
Y, dependiendo del lugar, hasta instalaba una cámara de seguridad oculta, que estaba conectada a su teléfono las veinticuatro horas. También su maleta de viaje era especial, ya que podía cerrarla con un código de seguridad, porque en ella no solo solía llevar su ropa y los artículos básicos de higiene personal, sino también, una carga extra de balas, y su laptop. A la detective le gustaba redactar un informe personal acerca del caso en el que estuviese trabajando, ideas, preguntas, resúmenes de entrevistas que realizara, lugares que visitara, notas acerca de las víctimas, posibles sospechosos, etc. Así también, por medio de esa laptop tenía acceso a los archivos del FBI, usando un IP seguro, no importase dónde se encontrara.
El problema de la noche anterior fue que estaba tan agotada, que no se dio cuenta de cerrar su maleta con el código de seguridad, antes de quedarse dormida, un error que casi jamás cometía, y se maldijo al haberlo hecho en un lugar como ese, donde la dueña de la casa podía tener acceso a su habitación. Se recordó no hacerlo en el futuro, en especial, en ese pueblo, donde al parecer no había un hotel dónde poder quedarse, y eso la llevaba a tener que alojarse en la casa de alguien privado.
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Mi Inmortal
FanfictionLa agente federal, Clarke Griffin, conducía hacia el remoto pueblo de Polis, en el estado de Minnesota. Se le había asignado un nuevo caso en el que debía investigar a un posible asesino serial. Pero casi llegando a su destino, cerca de la medianoch...