Capítulo 10✨❤️✨

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Mansión Monticello, Charlottesville, Estado de Virginia, miércoles 1 de diciembre de 1819.

Alexandra, Anya y su padre, Titus Woodson, habían sido invitados a la gran celebración de la asunción del nuevo gobernador del Estado de Virginia, Thomas Mann Randolph Jr

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Alexandra, Anya y su padre, Titus Woodson, habían sido invitados a la gran celebración de la asunción del nuevo gobernador del Estado de Virginia, Thomas Mann Randolph Jr. La fiesta se llevaba a cabo en la gran mansión Monticello, donde Randolph vivía con su esposa, Martha Jefferson y sus doce hijos.

***

Diecisiete años antes...

Alexandra Victoria Woodson había nacido un primero de julio de mil ochocientos, en la ciudad de Londres, Inglaterra. Su madre, Rebecca Pramheda había muerto durante el difícil parto en el que su padre, Titus Woodson, había tenido que elegir entre su vida o la de su esposa. El Heda vampiro finalmente eligió a su primogénita y única hija, tras su esposa suplicarle que la salvara y la cuidara.

Titus crió a la niña en la mansión que poseía en las afueras de la capital del reino. Alexandra fue educada con tutores particulares que le enseñaron; geografía, historia, literatura, matemáticas, música. Así como también, variados idiomas como el francés, alemán, ruso y español. La niña desde sus primeros años demostró tener una inteligencia extrema, y a menudo sorprendía a su padre con su rápido aprendizaje, y también, el gran talento que poseía para escribir y para tocar el piano. Y la facilidad con la que manejaba las matemáticas y los idiomas.

Alexandra era la única niña media humana en una larga familia de vampiros. Era la primera nacida de una unión entre una mortal y un inmortal, y, por ende, representaba una gran curiosidad en el clan que lideraba su padre, los vampiros. Pero para los más conservativos del clan, era una simple abominación, de la que podía esperarse cualquier cosa, y eso quería decir en pocas palabras, un ser demasiado peligroso, que, además, sería nada menos que la próxima Heda.

A medida que crecía y se desarrollaba un poco más rápido que los humanos normales, la niña también demostraba contar con los poderes de un vampiro. Por lo que los conservativos del clan, comandados por el hermano de Titus, Richard, se negaban a reconocer a Alexandra como la próxima Heda. Así como querían que su vida fuese extinta de inmediato, y que se declare, por medio de una ley absoluta e irrevocable, que ningún vampiro podría gestar un ser con una mortal.

La presión de ese determinado grupo hizo que Titus se viera en la situación de tener que hacer un pacto con su hermano. Emigraría de la ciudad y el reino donde había vivido por casi más de trescientos años, con su hija Alexandra y doce súbditos leales, dejando el liderazgo de Europa a Richard, mientras él emigraba a las Américas, donde se establecería como el Heda de esas nuevas tierras.

Titus sabía muy bien que Richard solo aprovechó su error de relacionarse con una humana y crear un ser como su hija, para apoderarse de lo que siempre quiso, su mandato, ser el Heda del clan. Y, aunque no le hizo mucha gracia a Titus tener que dejar su hogar y posición, era la única manera de mantener a su hija con vida, cumpliendo con la promesa que le había hecho a su Becca antes de morir. Por otra parte, no podía negar que la llegada de ese ser tan especial, cambió muchos aspectos de su vida y su persona, su forma de ver el mundo, y, además, tuvo la visión de que Alexandra fuese la líder de una nueva generación de vampiros.

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