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...Eres aún más bella que las estrellas de VanGogh...

No entendía por qué esa mirada rara que me daba García. Se supone que después de mi confesión de sentimientos debía decir si se sentía igual o no ¿no?

Pero ella se limitaba a parpadear, creí que se babearía pero cerró la boca ladeando la cabeza.

—¿Qué hagamos que?—parecía que el alma le volvía al cuerpo.

Lo entendí perfectamente. Yo no sabía explicarme para nada. Ehla no había entendido nada, ella pensaba claramente que cuando besabas a alguien era porque no sentías nada y yo creía que un beso era más que eso, lo malo de ser una lectora es que creían que las muestras de cariño que les daba un hombre eran falsas, ellas creían que nadie podía ser tan perfectos como en sus libros, cuando tras la sonrisa que le dedicaban a sus páginas habían varios chicos que querían ser los que la ocasionaran. Se me escapó una sonrisa triste.

—Por Dios Ehla es divertido, las personas siempre se llevan algún secretito a la tumba, no sabes las cosas que te encuentras en los bolsillos de sus ropas.

La duda se plantó en su rostro, cerró los ojos con fuerza antes de malcedir por lo bajo.

—Vale. Vamos a ir.

—Sabía que no te resistirías—sonreí.

—No soy fácil ¿eh?—dijo amenazante.

—Claro que no. Es que mis encantos son superiores.

—Pero quién eres tú—dijo siguiéndome.

—Un demonio ficticio. Tu demonio ficticio.

Ehla lanzó un chillido.

—¿Qué pasó con lo de mi personaje de Wattpad?

Miré a la nada—Puedo ser todo lo que quieras mientras sea tuyo.

Su rostro se tornó de color carmesí. La agarré de la cintura con un brazo y nos hice aparecer justo en el cementerio. Ella se separó de mi jadeando.

—Eso...no lo vuelvas a hacer.

La ignoré por completo haciendo aparecer unas palas en el lugar. Alex me armaría un show cuando supiera que vine a su lugar favorito sin él. Pero tenía una buena excusa ¿no?

Esperemos lo convenza.

Habíamos abierto ya dos tumbas, con la primera quise estamparle la pala a los huesos al ver que no tenía nada en los bolsillos, hombre malvado que me hizo gastar mi tiempo en nada. La segunda...algunos euros no están de más, me servirían al menos para el bus, así que me lo metí en los bolsillos. Obviamente las cerré, yo era muy decente cuando Ehla estaba delante.

Ehla parecía que se iba a morir, hiperventilaba mientras se tocaba las manos que supuse tenía dormidas. Al menos el frío no le permitía estar sudada ni pegajosa. Decidí molestarla un poco.

—¿A que es divertido?—le dije. La verdad yo si me estaba divirtiendo.

—Me parto, esto está de lujo.

Le arrebaté la pala de las manos para cavar yo. Dato:

Los humanos no veían nada divertido cavar tumbas a mitad de la noche con seres sobrenaturales. O al menos Ehla no lo veía divertido.

—El sarcasmo no te queda Ehla—casi sonrío.

—Va, ¿crees que despierte y se quiera vengar?—ella miró la tumba abrazándose a ella misma.

Mi mirada pasó de su rostro a la placa mirando el nombre del cuerpo al que estábamos profanando, Ehla ahora mismo era una delincuente juvenil. Marylin tal vez no estuviese feliz de que su cuerpo fuese el escogido para la ocasión, pero muchos en este cementerio y otros tuvieron la dicha y hasta ahora ningún espectro se ha venido a quejar.

Un demonio para ella [libro #2] [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora