First Mission: Sky. (Jenlisa)

「 ✦ Mission ✦ 」

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Regla 3: Quizás con el tiempo la odies tanto, que no puedas contener las ganas de matar a lo que está muerto.

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NARRADOR ONMISCIENTE.

—Como todos saben, anualmente escogemos a varias personas para que sean Ángeles guardianes, desde los rangos más bajos que son los Ángeles hasta los Serafines, los cuales hoy se encuentran en el cielo —redactó Bang Chan—. Ahora necesito que todos vayan a la sala de posiciones, ahí los estarán esperando.

Bang Chan caminó hasta su escritorio para pasar el listado, como era común en él, siempre reportaba a las anteriores muertes. Año tras año se repasaba una lista, si eras seleccionado para ser la muerte ese año era digno. Bang Chan no lo dejó pasar.

O más bien, no dejó pasar a una persona. Le echó un vistazo a su lista, y notando que las estrellas eran muy bajas, llamó a las personas que más estrellas tenían teniendo la certeza de que ninguno se compararía con la cual él ya había elegido. Optó por simplemente llamarlos para entrevistarlos.

Nadie tenía la frialdad suficiente para matar y regresar con el mismo rostro, sin sentirse perturbado o mareado. Eran la muerte, no tenían participación en el bien o en el mal. Bang Chan más que nadie sabía perfectamente a lo que se arriesgaba si enviaba a un ser sin experiencia a la tierra.

Entre todos sus estudiantes, solo dos habían sido capaz ser la muerte, luego de ahí, él mismo se tuvo que encargar del resto. Este año sería la diferencia, no quería ser parte de aquella hazaña, por lo mismo, hizo lo que ya tenía en mente hace meses.

Teniendo a todos los participantes frente a él, aquel hombre echó un vistazo uno por uno, descartándolos a todos, regañándose a sí mismo, notando que ninguno era lo suficientemente aptó para un trabajo tan dificultoso. Aun así, Bang Chan seguía teniendo a alguien en mente.

No descartó la idea, nunca lo hizo, pero permitió que se preparara un poco más. Cuando concluyó que ninguno sería el candidato para aquella misión, la hizo pasar.

—¿Para qué me llamaron? —inquirió la chica, mirando alrededor sin mostrar interés—. Espero que por lo menos sea para algo mejor que la última vez.

—Siéntate —sentenció Bang Chan—. Hablaremos.

—Creí que me llevarían con Dios —alzó las cejas y se sentó—. ¿Qué buscan?

—Nosotros de ti solo queremos tu participación —entré todos los papeles, Bang Chan buscó uno el cual podría interesarle a la chica—. Firma esto.

La chica miró del papel a Bang Chan más de dos veces, asegurándose de por lo menos recibir una información.

—¿Así?, qué sepa, yo no he hecho nada malo —ladeó la cabeza—. ¿Ya me quieren echar?

–Ruby, ni siquiera estás en el cielo, tu sentencia aún no ha sido firmado. Naciste pero sin un número —carraspeó—. Eso quiere decir que para tener tu lugar en el cielo, debes matar.

—Ahora quiere que me convierta en una asesina, ¿no se supone que las personas que van al cielo son las que no matan? —la chica enarcó las cejas esperando respuesta.

—Aún te falta mucho por aprender por lo visto —analizó la hoja—. Necesito que vayas a la tierra como la muerte.

—Claro —se mofó la chica—. Ahora quieren que sea la muerte.