「 ✦ Sooner or Later ✦ 」

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Regla 20: La muerte sabe cuando es momento de marcharse.
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LALISA MANOBAL.

Yacía con Jennie en mi cama, ella acariciando mi cabello, mientras yo descansaba mi cabeza en su estómago, se sentía muy bien, sentía que todo estaba bien, aunque no era así. Que mi mundo no pendía de un hilo que en cualquier momento se rompería.

No sé qué estaba pensando ella, pero al sentir su toque, me afirma que solo son cosas lindas, pero no porque ella sea la muerte, no quiere decir que no tenga miedo, siento su miedo, sé que lo tiene. Lo percibo en su mirada, en su silencio.

—Me gusta tu cabello –susurró.

La comisura de mi labio se elevó.

—Me dijiste eso de mis ojos —contesté.

—Es que si son lindos, y tu boca, y tus manos, y tu hermosa cara —redactó—. Tú eres linda.

Me senté en la cama para mirarla fijamente a los ojos, Jennie mantenía un semblante serio, sin alguna expresión, pero su mirada decía tanto. Sus ojos brillaban, ella me estaba dando la paz que yo necesitaba, sabía que no me encontraba bien luego de lo que ocurrió con mi familia.

—Tú eres linda —me acerqué a sus labios y dejé un beso corto ahí—. Muy, muy linda.

—Tendrás que repetírmelo por mucho tiempo —pasó su dedo pulgar por mi mejilla—, no sé... no sé que me pasa, pero me haces querer besarte mucho... mucho.

Me remojé los labios, —¿Qué tanto?

Deslizó sus suaves y cálidos dedos por mi hombro descubierto, Jennie me miraba con admiración, con una serie de respeto que yo aún no comprendía.

—Quiero estar contigo —se sentó en la cama—. Muy, muy juntas.

—No te entiendo —pedí más explicación.

—¿Sabes como hace el amor la muerte? –negué, Jennie prosiguió—. No te quites la ropa, quédate aquí.

—Pero...

Posó su dedo índice en mis labios y con el mismo, lo acarició trazando pequeños círculos. Sin despegar su vista de mí, empecé a sentir un cosquilleo en mi piel, nada cercano a un orgasmo, pero era placentero. Era de esos momentos que sientes que tienes todo en tus manos, era una clase de poder que no querías que se detuviera.

Cerré mis ojos y entreabrí mis labios, una seducción, un placer el cual yo aún seguí sin entender, no tenía miedo, no sabía lo que Jennie quería hacer conmigo, pero yo le entregaría todo lo que me pidiese.

Mi corazón se aceleró y mi respiración se descontroló, sostuve las sabanas con fuerza, era maravilloso el tipo de placer que estaba sintiendo, Jennie no me estaba tocando, no estaba buscando partes de mi cuerpo, más bien, acaricaba mi mejilla, mis labios, mi nariz, pero sin buscar zonas erogenas.

Poco a poco el placer fue disminuyendo, y mis ojos a modo de pereza se abrieron, miré si había algo diferente a mi alrededor, pero todo seguía igual, incluso Jennie seguía igual. Pestañeé y me aclaré la garganta.

–¿Qué hiciste?, ¿qué fue eso? —intenté averiguar—. No me tocaste.

—Toqué tu alma, Lisa —respondió—, hacer el amor es eso, tocar el alma de la otra persona sin que se percate de lo ocurrido. Te hice mía sin alejarte de ti misma. Porque siempre serás tuya, sin importar qué.

First Mission: Sky. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora