「 ✦ When And Where? ✦ 」

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Regla 4: la muerte no puede sentir más que empatía por sí misma.

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PARK ROSEANNE.

Quería descansar, luego de un día agotado, quería llegar a mi casa y saltarme todo para dirigirme a mi cama. Al llegar, dejé todas mis cosas a un lado, y busqué algo que cenar, que fuese rápido y casero para no tener que dar tantas vueltas en la cocina.

Como era costumbre, cené y me di una ducha corta. Refrescándome con una pijama sencilla y amarrando mi cabello para que no me molestara en la cara. Le eché un vistazo a mi tableta gráfica. Sentí el impulso de acercarme a esta y gastar parte de mi tiempo dibujando algo hasta que mis dedos no pudieran más.

No perdí oportunidad y me senté a dibujar, los minutos y las horas siguieron pasando y mientras dibujaba no dejaba pasar la oportunidad de recordar el como Lisa me llamó la noche de ayer. Seguía preguntándome si las palabras que nos dijo a mí y a Chanyeol en su oficina eran ciertas, o quizás producto de su imaginación.

Todo puede ser en un caso hipotético, o tal vez le estoy dando muchas vueltas a lo que no tiene solución. Anoche lucía apagada, Lisa no estaba bien, e incluso le pregunté si era necesario que me quedara hoy, pero su respuesta fue clara y concisa, ella podía quedarse sola pero me agradecía.

Le eché un vistazo a mí dibujó e incliné mi cabeza dándole forma en mi mente.

—Podría estar mejor —juzgué mi propio dibujo—. Esto es estresante, tengo mucho trabajo pendiente y aún no sé qué demonios hacer con claridad.

—Si me lo preguntas a mí, yo no le encuentro forma.

Al escuchar una voz desconocida me giré de golpe y mi mano chocó contra un rostro, provocando un ardor en esta.

—¡¿Quién eres tú?!

—¡Auch! —se quejó llevándose la mano a su rostro—. Ay, Dios, mi cara —abrió y cerró la boca.

Espantada, me puse de pie y caminé hasta el otro lado de la habitación. La chica, que ahora mismo estaba revisándose el rostro para asegurarse de no tener ningún raspón o algo que yo haya provocado con mi cachetada, se veía bastante incrédula por mi reacción.

Era un rostro desconocido, el cual hoy me miraba como si me conociera de toda la vida. Se pasó la mano por la mejilla mientras negaba y farfullaba cosas ininteligibles. Mis ojos desorbitados y mi guardia arriba para cualquier movimiento que hiciera era.

Esa era mi posición.

—No, no, no, una ladrona en mi casa. Tengo que llamar a la policía —tanteé en mis pantalones de pijama, pero mi celular no estaba ahí.

Eché un vistazo a la mesita de noche, la cual estaba muy cerca de ella, por lo que no podía pasar. Me llevé la mano a la cabeza irritada y hecha un lío. No sabía quién era la mujer que estaba frente a mí, ni mucho menos el porqué estaba igual de sorprendida que yo.

Según sus facciones, no era muy común esto.

—¡No soy ninguna ladrona! —se defendió—. Más respeto, soy un ángel.

Arrugué el rostro, —Claro, y no ves que yo pertenezco a una famosa banda. ¡Lárgate de mi casa!

—Bien, me largaría si no supiera el cómo me puedes ver, sangrona. Ay, mi carita, ¿para qué me ponen mujeres tan difíciles? —murmuró.

—Esto no puede... oh, ¡tú eres la chica de la que Lisa me hablaba! —señalé—. ¡Ella tenía razón!

Abrió los brazos, —¿De qué me hablas?, aparte de boxeadora, loca —bufó—. Es más, me atrevería a decir que se te da mucho mejor golpear que dibujar.

First Mission: Sky. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora