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Después de eso, la cena terminó y cada quién fue a su habitación. Y como es costumbre con el pelinegro, sus hijos dormirán con él.

— Listo ¿Dormimos ya?

Les preguntó, ambos se vieron entre sí.

"Es el momento." Asintieron con sus rostros serios, dejando un espacio vacío en medio de ellos. Gon simplemente sonrió, su lugar es ahí, con cada uno de ellos a su lado. ¡Es el placer más grande de su vida!

Gon se quitó el pantalón y la camisa, poniéndose una camisa holgada que le llega hasta las rodillas, y no, él no anda en calzones con una simple camisa que le cubre lo necesario. El pelinegro anda unos shorts cortos como los que usaba cuando era joven, ya listo para dormir gateó sobre la cama, echándose en medio de sus hijos. Siendo arrullado casi al instante por esos fuertes brazos.

Empezando por sus mejillas, ambos chicos repartieron besos por toda su rostro, nariz y manos, finalizando de nuevo en sus mejillas. El pelinegro mayor tenía un sonrojó adorable en su rostro, avergonzado por la atención abrumante que sus cachorros le dan.

... Incluso sus orejas están rojas.

Los gemelos se dieron un último vistazo y volvieron a abrazar a su padre.

— ¿Qué es lo que quieren preguntar? — preguntó.

Los chicos se sobresaltaron al escucharlo, se supone que estaban siendo cautelosos. ¿Cómo pudo descubrir sus planes tan rápido?

Ah~ pero no saben que él es su padre y los conoce mejor que nadie, conoce todas sus vueltas, expresiones y cambio de actitudes. ¡Son sus hijos después de todo! ¿Qué clase de padre sería si no pusiera interes en sus propios hijos? A los que tanto le costó criar.

Necesitan más que eso para engañarme~.

Ver sus rostros llenos de confusión le divierten. Nunca pensó que sería él quien terminaría acorralando a sus a decir la verdad cuando ellos siempre eran los voluntarios a decirla.

— No tengan miedo, papá no muerde. — declaró, con una sonrisa.

"Ni modo, hablemos." Los dos asintieron después de darse una mirada.

Y continuando en espera, su padre se cruzó de brazos, sentado con las piernas cruzadas viendo a sus dos cachorros cuchichear cosas con la mirada.
Suspiró, ganando la atención de ellos dos de nuevo, y al parecer ahora sí están dispuestos en contar sus preocupaciones. - Sonrió, esperando a que hablarán.

Favor de apurarse, mi paciencia se agotó.

Se frotó las cienes, una de las cosas que no le gustan, es esperar. ¡Prefiere pelear por un puesto antes que esperar a que alguien más lo tome! La paternidad ha hecho que sea más nervioso con cada situación, pero también, le permitió ver las cosas de otra forma.

— Queríamos saber...

Empezó Gaon, con un tono tímido y una postura cohibida, alzó sus ojos para enfrentar los castaños de su padre. Pero, su padre está sonriendo, no puede molestarle lo que van a preguntar. ¿Verdad? Cogiendo aire y valor al mismo tiempo, recuperó la compostura y vio a su padre con la confianza que lo caracteriza.

Gon alzó una ceja, no entiende porque tardan. ¿Tan difícil es lo que quieren preguntar? Nada puede ser tan dificil de decir.

— ¿Cómo es nuestro otro papá? — soltó Gumer.

... Nada puede ser más dificil que eso...

Con qué era eso.

Los ojos de Gon están a punto de salirse de sus cuencas. De todas las cosas que pudo esperar escuchar, no estaba preparado para esa en específico.

El regalo [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora