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Gon siempre ha sabido enfrentar las situaciones, siempre ha dado la cara cuando surge un problema. ¡Él no es ningún cobarde para huir! Es un Freecs, quién asume la responsabilidad de todo lo que sucede.... Sí, él es Gon Freecs... El que asume... Toda la responsabilidad...

... Cuando surge un problema...

— Ringo-chan~...

Pero no sé cómo lidiar con esto.

Se escondió debajo de las sabanas cuando vio a Hisoka salir del baño completamente desnudo, mientras que su cabello rojo cubría sus hermosos ojos ámbar, en sus lindos labios se encuentra una peligrosa sonrisa lasciva que promete muchas cosas... Gon tragó grueso cuando la presencia de Hisoka desapareció de la habitación, provocando una leve alarma en su interior. ¡Siente que está a punto de ser cazado!

Hisoka está mojado, seguro hará ruido al caminar.

Y agudizando sus oídos, no escuchó nada. Absolutamente nada, la habitación está en un completo silencio, y quizás por los nervios. Solo su corazón es lo único que se escucha y ni que decir de su respiración, incluso dejo de respirar para poder escuchar mejor. Pero, su corazón tamborileando le impide hacerlo correctamente.

No quiere saber lo que pasará cuando le ponga las manos encima.

— Te atrapé. — se escuchó a la vez que lo despojaron de las sábanas.

¡Santos!

Gon se encogió cuando sintió los ojos de Hisoka sobre él. Pero la sonrisa del mayor se ensanchó, y con fuerza lo jaló de los pies hasta quedar cerca de su miembro desnudo, rozando su shorts negro hasta mojarlo.

— ¿Por qué no me ves? — susurró acercándose a su oído — ¿No lo has visto todo ya?

Se alejó, quitando el short y la ropa interior negra a la vez. Dejando ver el miembro del menor semi erecto, y sus dedos viajaron al bello creciente en su pelvis. Gon se sonrojó. ¡Siente tanta vergüenza!

— H-hisoka... ¿Qué vas hacer? — quiso alejarse pero las manos del mayor afirmando si cintura se lo impidieron.

Los ojos dorados del pelirrojo brillaron peligrosamente.

— Voy a castigarte, por supuesto~. — se mordió el labio al ver el vientre desnudo del pelinegro — Hacerte mío hasta que recuerdes a quien perteneces.

Gon frunció el ceño, aguantando las ganas de soltar jadeos satisfactorios ante el roce de sus manos.

— No soy un objeto, no pertenezco a nadie. — se defendió.

— Lo sé, mi amor... lo sé. — hisoka alzó la mirada, y con un tono seductor y amenazante le dijo al pelinegro mientras pellizca su cintura.

Gon tragó el grueso al ver esa sonrisa sádica que poseía, y no hay nada que decir con respecto a su mirada deseosa de algo más que placer.

¿Qué es lo que hice ahora?

Se preguntaba, tratando de escaparse del fuerte agarré de Hisoka.

— ¿Por qué te vas? — Hisoka se inclinó y lamió su mejilla — Está noche serás un niño bueno y recibirás tu castigo... ¿Verdad~?

Un escalofrío recorrió su espalda cuando Hisoka le dió la vuelta, dejando su trasero expuesto mientras su rostro se tenía de rojo pora vergüenza. ¡Dios! Lo único que agradecía es que el mayor no podía ver sus expresión o querría provocarle aun más vergüenza.

— Hisoka... ¿Podríamos no hacerlo hoy? Mañana tengo una reunión con el presiden–... ¡Ah!

Jadeó cuando sintió la lengua de Hisoka adentrarse en su agujero, sintiendo también como hisoka apretaba sus suaves y gordas nalgas mientras esa lengua traviesa se movía con brutalidad dentro suyo. — ¡Hisoka! Mmmm... — gimió contra las sábanas cuando el mayor tocó la punta de su miembro con sus dedos, un juego cruel en el que solo estimulaba el glande mientras su falo temblaba.

El regalo [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora