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¿Cómo rayos terminé en esta situación?

Gon desvía la mirada, tratando de no hacer contacto visual con el pelirrojo que no deja de verlo, y Soka no ha dicho nada acerca del lazo de hermano.
Pensando que quizás, comprende su comportamiento de la vez pasada. ¿Eso no es bueno? ¡Obvio que lo es! Pero, eso no es lo que logra incomodarlo en estos momentos. - Lo único que logra ponerlo tan nervioso, es la propia mirada penetrante de su pareja. Quién le mira como si le hubiera engañado.

— Gon.

La voz de Leorio lo salvó y casi corriendo fue hacia él, extendiendo un teléfono móvil. Y por el rostro serio de su buen amigo algo malo debe haber sucedido, se supone que dentro de unos minutos llegarán a la frontera. Nuevamente, para registrar su salida del lugar.

Y tragando grueso cogió el móvil.

— Habla Gon Freecs. ¿Quién es?

(¿Gon?)

Al reconocer la voz respira aliviado, no es nadie más y nadie menos que su progenitor. Quién al parecer se escucha algo agitado. ¿Qué es lo que estaba haciendo? ¿Quizás algún ejercicio de cardio? Pero igual no preguntó, no quiere involucrarse mucho en la vida de su progenitor. ¡Ging Freecs llamó ahora!

Algo grave debe de estar ocurriendo.

Se aclaró la garganta, alejándose un poco mientras jugaba con el suelo blanco. Tratando de no sentirse nervioso por la mirada que tiene clavada encima, esto es peor que cuando tuvo que obligarse a dejar ir a esa monstruosa hormiga quimera.

— Lo soy. ¿Deseas algo, Ging?

Dijo con una mini sonrisa, sabe que su padre es algo tímido. Pero, ¿Qué demonios tiene que ver eso con la llamada que le ha hecho recién? ¡Absolutamente nada!

Y eso es obvio. Gon suspiró, tratando de no pensar mucho en eso. Ging no tiene nada que decirle.

(¿Cómo están los chicos y Kite? ¿Cómo estás tú?)

Gon sonrió.

Ging está preocupado por nosotros.

Tarareó dulcemente, eso es muy agradable de saber.

— En lo general estamos, bien. Kite tuvo una herida grave, esa maldita cosa llamada Neferpitou le arrancó un brazo y quería pedirte que si pod–...

(Se lo que vas a pedirme y, ten por seguro que haré que acepte.)

Gon sonrió y aprobó la intención de su progenitor.

— O podrías pedirle ayuda a Kurápika.

Un bufido se escuchó del otro lado.

(¿Ayuda al amigo de mi hijo? ¡Ja! Buen chiste niño, haré que ese tipo acepte a qué su amante haga el trabajo.)

Gon soltó un suspiro escandalizado, pero, no tiene sentido que trate de hacerlo cambiar de opinión. Por lo que es mejor dejarlo ser y ver que sucederá después. Y mientras la plática continúa, Freecs mira a su hermano que yace en el suelo inconsciente mientras que ve el brazo arrancado en un frasco helado para que la putrefacción se retrase.

— Gracias Leorio.

Dijo con una sonrisa mientras le entregaba el móvil.

Y apenas dió media vuelta sobre sus talones, se encontró con la sonrisa de Hisoka justo delante suyo. ¿Estubo detrás de él todo el tiempo? ¡De solo pensarlo le dan escalofríos! Volviendo al presente, Freecs frunció los labios en un puchero, tratando de desviar la atención del pelirrojo hacia otro lado... Sin éxito.

El regalo [Hisogon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora