15: Algo extraño sucede.

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—¿Alfa? —llamó Felix mientras lavaba un par de zanahorias que utilizaría luego en un pastel

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—¿Alfa? —llamó Felix mientras lavaba un par de zanahorias que utilizaría luego en un pastel.

—Dime, amor.

—¿No te parece que Hee anda un poco raro?

—¿Raro en que sentido? —para ese punto Chan ya se había quitado las gafas de lectura y había apartado los documentos que revisaba a una de las esquinas de la mesa para fijar toda su atención en lo que su alfita quería decirle.

Felix suspiró antes de cerrar la llave del fregadero, secar sus manos y darse la vuelta. Su aroma se tornaba preocupado y sus facciones no indicaban nada más que desconcierto.

—No lo sé... más apagado, pensativo tal vez —se encogió de hombros— ya no interactúa tanto con nosotros como antes, está ausente y cuando quiero hablar con él simplemente evade el tema.

—Lixie, creo que estás dándole demasiada importancia. Tiene tan solo nueve años, debe haber peleado con alguno de sus compañeros del colegio o mucha tarea —Chan rió apenas.

—No, alfa, te juro que mi lobo siente que algo anda mal.

—Si te deja más tranquilo, podemos hablar con él cuando vuelva de su práctica e intentar dar con una respuesta.

—Eso me gustaría, sí...

Chan le sonrió para luego regresar al caso que había estado preparando en el bufete por un tiempo.

Hace ya tres meses que Hee había ido a vivir con ellos y las cosas venían desarrollándose relativamente bien. El cachorro se adaptó con rapidez, incluso lo habían inscripto a un taller de fútbol infantil que frecuentaba tres veces por semana luego de la escuela, pero hace un par de semanas que Felix había notado actitudes raras. Heeseung ya no se acercaba como antes, estaba más temeroso a sonidos y movimientos abruptos, pedía todo el tiempo ser marcada con los aromas de ambos alfas y se perdía en sus pensamientos con mayor frecuencia de la que un niño de 9 años debería hacer.

El menor de los alfas enseguida se preocupó y no dudó en preguntar que era lo que estaba atormentando la pequeña mente, pero solo recibía encogimientos de hombros y no más que balbuceos sin mucho sentido.

Por otro lado, el trámite de la adopción permanente estaba casi resuelto, Heeseung se había encargado junto a su bufete de las cosas no demoraran y todo se llevara adelante dentro de la ley. Sin embargo, todavía debían esperar un par de días para que el juez se dignara a tomar los papeles y firmarlos.

Estaba terminando de preparar la mezcla del pastel de zanahoria cuando los pequeños pasitos del cachorrito resonaron en el piso de madera junto a su aroma avellanado llenando el espacio. Felix casi se desmaya cuando vio las huellas de tierra húmeda esparcidas en su salón, y es que Heeseung aún no se acostumbraba a dejar los zapatos en la entrada y ponerse sus pantuflas, por más que insistieran en ello.

—¡Lobito! —alcanzó a llamar. Heeseung asomó su cabecita rizada y sudada por el marco que conectaba la cocina con el salón— ¿No crees que olvidas algo?

Tramitando con esperanza ♡ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora