En donde Felix y Chan son una pareja de alfas con las esperanzas demasiado elevadas en busca de adoptar un pequeño cachorrito que termine de completar esa familia que tanto añoraban.
¿Qué pasara cuando el sistema sea el principal encargado de arreb...
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—¡No quiero! ¡por favor, no me dejen solito! —Heeseung se aferraba con ambas manos a las piernas de su papá Chan.
—Amor, no te estamos dejando solito —el alfa batalló un poco pero logró separarse lo suficiente como para ponerse de cuclillas frente al menor— te quedarás en casa de la abuela por un par de días, ni siquiera notarás nuestra ausencia de tantas galleta que hornearan y comerán juntos.
—Yo quiero irme a casa con ustedes... —sollozó entrecortado mientras pasaba la manga de su sweater por debajo de su nariz.
—Lo sabemos, lobito —está vez fue el turno de Felix de tomar la palabra una vez había igualado la posición de su compañero— y nosotros tampoco queremos separarnos de ti. Sin embargo, necesitamos que la abuela te cuide estos días que nosotros no podremos.
—¿Por qué no? —inquirió un poco más adormilado por los aromas de los alfas danzando a su alrededor.
—Ven —Chan se sentó en el suelo y lo atrajo a su regazo— tanto alfas como omegas pasamos por un proceso natural al que llamamos celo —empezó a explicar tranquilamente— en esos días nuestros instintos de lobos están más activos que nunca, incluso podemos lastimar a alguien más o a nosotros mismo si no tenemos quien nos cuide. Yo cuido a papi y papi me cuida a mi, y necesitamos que alguien te cuide a ti, mi amor.
—Ustedes nunca me lastimarían...
—Por supuesto que no, lobito, pero como te dije, en esos días nuestros sentidos se nublan un poco y no estamos consientes de lo que hacemos en su totalidad.
—¿Duele? —murmuró genuinamente preocupado. Nunca nadie le había hablado de ese... celo, y el que sus padres lo hicieran dejaba su cabecita un poco más tranquila. Le gustaba que le explicaran las cosas con amor y paciencia.
—A alguna personas más que a otras... puede doler tu barriguita, tu cabeza o el cuerpo en general. Es normal y esos síntomas disminuyen cuando alguien más cuida de ti o con medicamentos.
—No quiero que les duela —puchereó.
—Tranquilo, bebé, haré lo posible para que papi Lixie no sufra durante su celo.
—¿Yo tengo eso?
Chan quiso reírse por la mueca de incomodidad que se plantó en las facciones aniñadas, sin embargo, se contuvo de hacer cualquier gesto que lo incomodara. Era el momento de despejar todas las dudas que su hijo tuviera, y quién mejor que ellos para explicarle todos los procesos naturales a los que debería enfrentarse en algún momento de su vida.
—Por ahora no. Tal vez tu celo se presente en un par de años más, pero no hay prisas.
—Está bien —Heeseung besó su mejilla y posteriormente la de Felix, quien para ese momento ya se había recostado sobre el hombro de su alfa al sentir los primeros síntomas molestando en su sistema— me quedaré con la abuelita para que puedas cuidar de papi.
