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La impulsividad de Ellie era una cualidad que muchas veces la hacía terminar en situaciones indeseadas o que si se pensaran cinco minutos más se identificaría que no eran del todo convenientes. Ellie había dejado todo de lado de un día para otro para así volver a Seattle. 

Congeló el semestre, acordó cuatro horas semanales de tutoría online con un chico para empezar a costear su aventura y reservó un vuelo a Seattle en un lapso de tres días. No avisó a nadie que se iría, esperó a estar ya en el aeropuerto para dejar un mensaje en el grupo que compartía con sus amigos.

"Voy a Seattle unas semanas, necesito resolver cosas. No se preocupen." 

Todavía tenía pendiente el asunto del alojamiento. Definitivamente no quería gastar un dineral en un hotel. Buscó en sus contactos un viejo teléfono que guardaba desde principios de la secundaria.

-Hola?- contestó una chica al otro lado de la línea.

-Eh, hola Lucy, soy Ellie.- la pelirroja temía que de alguna manera no la recordara. Esperaba un "Ellie? Ellie quién?" y simplemente cortar tras la vergüenza. 

-Ellie Williams. Wow. ¿Desde cuándo no hablamos?-

-Fácilmente cinco o seis años... joder eso es bastante.-

La linea se quedó en silencio unos segundos.

-Ehh.. bueno, te llamaba porque estoy a punto de tomar un avión a Seattle y digamos que, bueno, no tengo donde dormir ni nada.- Ellie quería que la tragara la tierra. Esto era realmente peor que haber matado a una persona.

La chica soltó una sonrisa sarcástica.

-Eres una gran hija de puta.- dice aún riendo.

-Luce...-

-¿A qué se debe tu visita a Seattle?-

-Joel. Es Joel.-

Silencio otra vez. Ellie nunca mencionaba a Joel, definitivamente era un tema sensible para ella. Sin embargo la gran mayoría de sus compañeros de secundaria conocían perfectamente la historia. O al menos tenían alguna de las versiones distorsionadas que se traspasaban boca a boca. Luego del altercado que había vivido y que había terminado con un chico siendo brutalmente golpeado por la pelirroja, todos se habían interesado por sacar los trapos sucios de la responsable. A nadie nunca le había importado la vida de Ellie. No les importaba una mierda si su padre estaba presente o no, no era relevante, hasta que todos vieron como los profesores escoltaban a Ellie tomada de los brazos hacia la oficina del director con una notable herida sangrante en la frente. Ellie? Abandonada por su padre? Joder, esa era una muy buena historia para contar sobre aquella chica que conocían por su violencia. Lucy obviamente conocía la historia y por qué Ellie volvía por él.

-¿Tommy no sigue en Seattle? Pensé que si alguna vez volvieras te quedarías con él.-

-Está allá pero realmente no quiero molestarlo ni invadir su casa. Menos sabiendo que voy a volver a meter el tema de Joel a su vida. Por eso te pido a tí, me odiaría bastante si tuviese que pedirle a Tommy.-

-Vale, te puedo ofrecer una habitación que tengo desocupada en mi apartamento.-

Ellie suspiró aliviada.

-Gracias Luce, de verdad. Nos vemos.-



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Cuando llega a Seattle se siente como una forastera. Un invitado en su propia casa. El camino en taxi hacia el apartamento de Luce le permite observar la ciudad en la cual creció después de haber escapado de esta misma. Continúa el camino y no puede evitar que los recuerdos lleguen a su memoria cada vez que pasa un lugar que conoce. Primeras citas, paseos con Joel, tiendas donde sus padres le compraban ropa cuando era pequeña, su heladería favorita. 

GREEN EYED 2 - The Fucked Up TalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora