Cap-17

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No importa cuánto pensaban, eso ya pasó, ahora la única incógnita en todo esto era… ¿Porqué Jack estaba con Pitch? Aquel ser que juró destruir lo ahora era quien lo guiaba.

Lo más espeluznante de todo, era el cariño con el que el niño miraba al coco, como un niño que ve a su papá. Cada vez que lograba algo, aunque sea una pirueta mientras patinaba, lo iba a presumir delante de él esperando alguna aprobación, y la cara que ponía, era como si se le iluminaron los ojos con un simple "bien hecho". 

Era casi como volver a ver al niño de antes pero esta vez, dirigiéndose cada esfuerzo por atención hacia Pitch,  mientras, ese hombre seguía esparciendo pesadillas, pero se notaba que no buscaba atormentar a cualquiera, era más cuidadoso, y su tiempo planeando venganza cambió a ser tiempo para Jack, mirar como el chico jugaba o simplemente acompañarlo unos momentos. Nadie entendía por qué.

—¡Pirch! Me mentiste… traidor — acusa aquel albino cruzado de brazos, mirando disgustado pero a la vez jugando al coco.

—¿Por qué dices eso? Y no, no voy a aceptar que digas eso porque dije que no sabes crear sueños, no es tu habilidad Jack.

—Tu dijiste que ahora era una extensión tuya, por ende, debo controlar los sueños y poder meterme en ellos y poder jugar con los ni-

No pudo terminar ya que Pitch lo miraba con cara de “¿enserio?” a lo cual responde con un leve puchero.

—Si puedo, solo tratas de desanimarme porque yo, yo sí puedo ser más poderoso

Dicho eso se va volando, sonriendo al ver hacia abajo, varias sombras de distintas sombras siguiéndolo y lejos de asustarse, le divertía, aprendió a hablar con ellas, más aún, le encantaba, se sentía acompañado todo el tiempo, y protegido. Aún sentía a la luna llamándolo, pero ya no quería seguir su voz, ya la buscó por mucho tiempo.

Mientras, el coco se quedó allí, mirando a la nada mientras pensaba en su próximo movimiento, sonriendo leve al pensar en la forma perfecta de atormentar al conejo, al menos, feliz hasta notar un pequeño brillo dorado cerca de él.

—sabes, hombrecito de arena, pensé que al menos tú, podrías ver el porqué lo hice.

El pequeño hombre de arena no ataca, solo se acercó a él y puso una mano en su hombro, dando una pequeña reverencia en modo de agradecimiento,  aquel niño, ya estaba en buenas manos y quizás,  solo quizás,  el hombre de negro también tendrá un buen final cuando todo eso termine, un final en quilibrio.

Sin oscuridad no se puede brillar

Aquel ser de oscuridad miró a una de sus pesadillas, cuando el hombrecillo de arena se fue, él acarició la cabeza de este.

—El ahora es nuestro niño, debes cuidarlo, porque Jack quizás sea el único niño que no nos tenga miedo.

Fue lo último que dijo antes de desaparecer también, aunque, esta vez con un pequeño escalofrío, y no el de siempre, aquel que venía con las risas de si niño, este, parecía ser más un mal presentimiento,  como si algo malo estuviera por pasar.

Equivocado no estaba, entre los arbustos, un enorme conejo se encontraba vigilando al niño, se estaba haciendo de día y las pesadillas no se hacían visibles, eso, le estaba dando ventaja porque el chico siempre iba a jugar con los niños en algún lado, ahora, lo estaba viendo allí,  tan cerca y a la vez tan lejos.

DespreciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora