Cap-18

834 99 21
                                    

Ho… claro que fue mala idea, era una cosa obvia, nunca se debió acercar, pero ahora no había marcha atrás, ya había puesto en pie su plan, lo primero era localizar al niño para poder hablar, si salía bien podría traerlo consigo sin hacer un escándalo, pero si no, no habría más remedio que recurrir la opción usual, la opción de norte

… usar el saco

—oye amigo, ¿crees que Pitch querrá jugar a la guerra? Me gustaría verlo reír, suele hacerlo pero muy leve… —hablaba con una pesadilla junto a él, ya había jugado un buen rato, ahora se encontraba caminando tranquilo con su compañero, manteniéndose en la sombra para incomodar lo— esta vez le sacaré una carcajada, eso are.

Se detuvo en seco, aquella sensación de alerta lo obligó a frenar, pero también a buscar, era curioso, como si ya estuviera acostumbrado pero también asustado. A la poca distancia vio un huevo de pascua, se acercó lentamente, siendo jalado por su compañero para detenerlo.

—espera, solo quiero ver… —usualmente se iría pero, aquel patrón de colores era extraño, incompleto, era el que hizo antes de una pequeña pelea con el conejo, claro que no lo recordaba pero el dueño de aquel huevo lo hacía más que claro— …mmm.

Iba a tomarlo, estaba cerca, quería tener ese huevo, no sabía porque, tampoco entendía, su cabeza era un lío y no, no se acercaba exactamente porque quisiera el huevo, se acercaba porque con cada acercamiento pequeñas imágenes cruzaban su cabeza y una sonrisa se dibujaba en sus labios.

—... está cosa… ¿Me da tanta nostalgia? — un conejo, jugando una carrera, peleando junto a el contrario un ser que no puede recordar quién o qué era, momentos donde bromeaba y donde lo molestaba para jugar. No pudo evitar reír antes de abrazar el huevo, a pesar de durar poco— …bueno, debería comerlo ¿no? O se echa a perder el chocolate.

Es difícil dejar ir lo que el corazón de niega a olvidar

Todo buen recuerdo se esfumó en un instante, instante  en el que vio a aquella figura alta, el mismo consejo de sus recuerdos se encontraba delante, viéndolo con el mismo cariño con el que recordaba, hubiera sido un reencuentro increíble, conmovedor, donde él correría a abrazarlo y decir cuanto lo extraño, cuanto quería volver, y hubiera sido así si no fuera por las imágenes que siguieron apareciendo en su cabeza.

—Jack… copito,  debemos irnos, antes que él te vea y no te deje regresar, vamonos— conejo hablaba con una voz suave, pero en la cabeza del niño sonaba el tono frío, serio y lleno de reproche, cada vez que hablaba con asco de él— ¿jack? ¿Qué pasa?

—aléjate… —dio pequeños pasos hacia atrás, el miedo lo estaba paralizando, palabras llenaban su cabeza, en un momento no vio la mirada preocupada del conejo, es como si su mente solo refleja una mirada llena de odio y asco— ¡VETE!

Tomó vuelo, alejándose del suelo para poder escapar, alejándose a pesar de que aquel guardián podía seguirlo desde el suelo, el albino tampoco quería elevarse tanto, solo buscaba un rincón lo bastante oscuro para poder desaparecer entre las sombras.

—JACK, porfavor amigo, soy de tus aliados, ¡quiero ayudarte! Sé que él te obliga— esquivaba cada árbol y obstáculo, manteniéndose a unos dos metros del niño, debía darse prisa ya que comenzaba a anochecer— ¡por favor espera!

Cuando vio que el atardecer se hacía presente, dejando paso a la noche,en un acto de desesperación arrojó un bumerán con mucho cuidado de no golpear al niño, el mismo objeto estaba cubierto de polvo de Sandman, el cual consiguió de la bodega de norte, apenas pasó sobre el chico este paro el vuelo y comenzó a caer dormido, siendo atrapado por el mayor.

—de verdad tuve que usar eso… pero no importa, ya estás conmigo niño, estás a salvo…

La noche callo, y con ella, las pesadillas eran libres de salir, de poder andar libremente por la ciudad, el bosque y todo lugar que tocara la noche…

Incluso, llegar hasta donde estaba el conejo y cambiar su alivio por desesperación.







DespreciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora