Cap-19

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El no lo sabía, mientras estuviera cerca estaría en peligro, aún así, su instinto se lo dijo, debía correr, correr hasta donde le alcanzarán las patas, correr y dejar todo atrás, llevarse al niño, debía escapar.

Un suspiro de alivio se hizo presente al momento de llegar a su madriguera, con cuidado dejó al espíritu en el suelo, mirándolo muy detalladamente, no le gustaba, ¿qué le habían hecho a su niño? Ahora… parecían una extensión más de Pitch…

Desde un rincón oscuro, unos ojos dorados observaban, furiosos de saber que esa criatura entre tantas se atrevió siquiera a dirigir su mirada al chico que junto a tus compañeros, destruyeron.

No.

Esto iba a ser diferente, si bien los guardianes ya se habían entrometido antes, no se había sentido tan furioso desde el tonto intento de cercanía del ha- claro… ese sería un castigo adecuado, que el pueda ver por carne propia lo que “los guardianes” provocaron a un alma inocente. Pronto Norte también debería ver… después de todo, fue muy blanco con el y la chica apenas y soporto un día, un mísero día. Aun no sabe que pasaría si los demás espíritus se enteraran de eso, pero almenos sabe que las estaciones y algunos otros ya están más distantes.

Estaba ganando poder y no solo en los sueños, sino, sobre este tablero de juego que se está a creando, donde él movía de forma consiente y calculada cada pieza para poder proteger lo único de valor que poseía…

Su nuevo compañero.

Conejo estaba apunto de saltar, la verdad, si lo hizo, resguardo a Jack e iba a ir en busca de los demás pero cuando abrió el túnel, pudo distinguir varias pesadillas y antes de poder hacer siquiera un movimiento estos se abalanzaron sobre el albino, mientras que otro pequeño grupo fue tras él, haciéndolo caer dentro de su túnel.

Termino en un lugar aleatorio, trato de volver. No estaba funcionando, la desesperación lo consumía pero al mismo tiempo aquel sentimiento, logro… logró verlo, la alegría en su rostro no podía esconderse.

Un poco más allá, justo debajo de un árbol pudo verlo, a pesar de estar de espaldas estaba extasiado. Volvió a la normalidad, su pelo era como antes, su piel, todo.

—¡Jack! Sabía que era un truco de Pitch… solo sabíamos alejarte de el, ¿como te sientes?— 

Jack no respondió, este era el inicio del juego, solo que la pobre criatura no lo sabía, sólo podía ver al albino admirar ese árbol.

—¿Jack? Debemos irnos… Pitch podría volver… y-

Las palabras del conejo se cortaron al ver como ese chico lanzó un rayo de hielo a ese árbol, congelándo lo. Algo andaba mal. Cuando finalmente pudo ver la cara del chico se quedó perplejo, Jack se veía más pálido de lo usual, sus ojos estaban apagados y sin vida mientras que parecía debilitarse a cada paso

—Es increíble lo fácil que es apagar una luz, solo necesitas aplastar la ilusión en él y... listo— Esa voz tan conocida para el conejo resonó en toda la habitación, mostrándose por primera vez delante de uno de los grandes. Primera vez en años— una luz como Jack… apagada por quienes consideraba familia, ¿que los llevó a eso? Pero bueno, cada quien elige su camino.

—No juegues, ese no es Jack, ¿dónde está él? —sacó un bumerán apuntando al espíritu de las sombras,  amenazando con lanzar lo.

—no se de que me hablas, este es Jack… al menos este era el. Lo olvidaste, olvidaste el día que perdió a su más preciado creyente, su primer amigo en décadas, ese niño que consideraba un hermano menor, lo olvidaste… — el tono suave y calmado que tenía hacía helar la sangre del contrario, sacándome una pequeña sonrisa con eso— si, lo olvidaste, ninguno estuvo ese día, él … lo afronto solo, luchó solo, se mantuvo solo, ustedes no tienen nada que ver en esto… Jack se volvió mi más grande creación, yo recogí lo que ustedes tiraron y lo repare, ahora, ¿quien les da el derecho a arrebatarme mis cosas?

Para él, Jack era suyo, su niño, su más grande posesión y así sería siempre, ya no había marcha atrás y ni siquiera se detuvo a escuchar al conejo, tormentos, pesadillas, casa uno inundó la pequeña mente del espíritu de la esperanza, sin darle oportunidad de responder.

Miraba aquel cuerpo, le encantaba verlo sufrir, sumergido en ese sueño donde cada tormentos lo consumía, ese era el castigo adecuado por su atrevimiento. Así mismo le dio la espalda y caminó tras una pesadilla que tenía a Jack sobre su lomo.

—mi niño… falta muy poco, muy poco, y… con muy poco me refiero a que en unos días quizás haga algo que te asuste pero deberás saber perdonar.

Acariciaba sus cabellos, el sueño del niño era blanco, negro, nada había allí más que un silencio, pero, así era mejor, adi el podría descansar.

Así, cuando el conejo despiertes, un pequeño juego comienza. Pero primero, ya era hora de que Jack vuelva a saludar viejas amistades

DespreciableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora