Navidad

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El aburrimiento mataba en la casa, el silencio sólo agobiaba más y más, no tenían nada que hacer ahora que entre semana no tenían ningún partido y se aburrían demasiado. Para matarlo era intentar molestarse el un con el otro, pero no les entraba las ganas a ninguno.

— María, ¿tú crees que Eric será buen padre? — preguntó espontáneamente, por el de venir de la conversación.

— Ay cariño no lo dudes, lo va a ser, solo hace falta perseverancia y esperanza. — la apoyó, haciendo que pudiese fiarse de sus palabras y acciones.

Podría confiar en María, ella era una sabia, y desde un principio Aitana y su hijo iban a acabar juntos.

Desde que Eric le contó a su madre sobre Aitana ella ya sabía que de un momento a otro podrían ser novios y forjar una relación sana.

— Yo me voy cariño ¿vale? Cuídate. — sonrió, dándole un beso en la frente, saliendo por la puerta dejando a Aitana sola en su casa, esperando a Javi para que la hiciese compañía mientras Eric estaba trabajando.

Aitana ahora estaba sola, lo tenía nada que hacer hasta que llegase Javier y pudiesen hacer algo los dos juntos. Actualmente no tenía tantas amigas en Barcelona, como mucho tenía a Laura, Rocío, Irene, etc... Se la pasaba con ellas, pero ahora estaban de vacaciones de Navidad.

No tenía decoración para la festividad y eran finales de noviembre, se le amontaban las cosas y no tenía tanto tiempo y era hora de empezar a decorar la casa y que no estuviese tan sosa como había estado desde que se instaló en ella. Necesitaba un cómplice perfecto, exacto, Javi.

Mientras se vestía sonó su timbre, como había pensado era Javi, efectivamente era él, ¿cómo lo sabía sin asomarse por la ventana? Fácil, la manera en la que tocaba él el timbre era distinta a la de las demás personas.

— Vamos a comprar cositas navideñas para mi casa que lleva así de sosa desde que me mudé. — propuso, haciendo que Javi cambiase su idea de ir a molestar a Eric a la oficina simplemente para joderle. — Y nada de joder a tu hermano mientras está en la oficina.

Se salieron del tema de conversación, de pasar a hablar de Eric a hablar de la Kings League Américas, Javi estaba enfermo del fútbol y hablaba de él las veinticuatro horas del día, día y noche sin parar de hablar. Su padre les había llenado la cabeza de fútbol, ya que ellos empezaron con el fútbol desde que eran dos niños pequeños.

Se sentía acompañada con o sin la presencia de ellos, estando cerca o a kilómetros de ellos estaba feliz con ellos. La habían ayudado cuando hubo ese problema con Sandra y se logró resolver. Si ellos no hubieran intervenido en su vida, no se sabía que sería de ella si no se hubiera resuelto el problema que tenía con Sandra.

— ¿Y si le compro un pijama navideño a tu hermano? — se preguntó esperando alguna respuesta de Javi. A Eric no le gustaba ponerse esas cosas, pero si se lo decía Aitana, se las pondría sin rechistar ni decir nada.

— Ya tiene un disfraz de Papa Noel, así que no hace falta que le compres. Bueno, mejor compráselo porque luego no tiene pijamas. — contestó haciendo que Aitana asintiese con la cabeza dudosa.

Seguramente lo compraría para ver si Eric se lo pondría o no, pero al menos haría el esfuerzo de ponérselo, y si se lo pondría no se lo quitaría porque seguramente le coja cariño al pijama que no quiera quitárselo ni para ir a la calle o para ir a comprar o de viaje.

— ¿Le darás el pijama mañana o en Navidad? — preguntó colgando luces y pequeñas alrededor del árbol. — Si se lo vas a dar antes, lo va a usar para todo, pero para Navidad lo va a dejar en el armario como algo ya usado.

Tenía pensado en dárselo ante, pero Javi tenía razón, usarlo para todo menos para Navidad sería un gasto tonto de dinero y lo habría tirado a la basura para que no lo usase para Navidad.

— Lo voy a obligar a que se lo ponga si o si, y como lo deje en el armario, le corto los huevos. — sonrió inocente, pero con tono bastante amenazante.

— Un poco macabro eso. — habló Javier con una sonrisa confusa. Su cuñada quería dejar sin dejar a su hermano sin poder reproducirse. Hasta ahí cayó el cerebro de Javi— Entonces no vais a poder tener hijos.

— Ya se me ocurría algo. — Aitana era demasiado inteligente de lo que ha era. Obviamente no iba a pegarle ninguna patada en los huevos a Eric.

noche de Ibiza-Eric Ruiz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora