Aquí, conmigo

1K 95 61
                                    

Los disparos continuaron desde el fondo del túnel, desde la oscuridad que llegaba de lo lejos. El brillo de las balas alarmó a Blitz, porque era un brillo diferente, parecían estelas de luz plateada que marcaban el camino de una forma contundente. Entonces, entendió demasiado rápido que eran balas benditas. Se arrojó sobre Stolas y lo protegió con su cuerpo para que no fuera herido por el solo roce de una de ellas, ya que sería mortal para él.

Ambos en el suelo, en medio de las aguas bajas, trataron de levantarse al cesar el tiroteo. Blitz desenfundó su pistola y apuntó al frente. Reconoció la silueta y avanzó para mantener a Stolas por detrás de él.

—Genial. Tú de nuevo —escupió el imp al escuchar los pasos lentos sobre el agua.

Striker no adornaba su rostro con una sonrisa soberbia como de costumbre, llevaba quemaduras en su rostro y parecía estar cegado por el rencor luego de haber vivido tanta mierda por culpa del imbécil que tenía en frente. Sin embargo, no habló, el asunto se volvió completamente personal al ver a Stolas allí. Subió su pistola, la cual emitía un brillo cegador y quiso ser obvio en sus intenciones de darle al único punto débil que sabía que Blitz tenía.

El príncipe se adelantó, sus ojos rojos brillaron con la crueldad de un verdadero demonio del Inframundo y caminó por delante de Blitz mientras su plumaje comenzaba a cambiar de color a tonalidades carmesí y negras. Su cuerpo se transformaba a lo que podría ser un monstruo en forma de ave demoníaca.

—¿Stolas? —murmuró Blitz al contemplar esa siniestra apariencia que avanzaba por delante de él.

—El vaquero me las debe —marcó con una voz grave y gutural—. ¿Qué tal si me enfrentas sin armas benditas y estando libre? Puto cobarde manipulador —le gruñó totalmente furioso por todo lo que le había hecho sufrir la última vez que se vieron.

Striker no era estúpido y sabía que podía a llegar a tener desventaja en esa situación. Lo que ambos no sabían era que no estaba solo y que cualquiera que fuera su destino en esa pelea, sería respaldado por sus hombres al terminar el enfrentamiento.

Finalmente, sonrió al darse cuenta de que el pájaro se podría dejar llevar por la euforia de la venganza, sin saber que cada balazo certero del armamento sagrado sería letal para él.

—No seas tan agresivo, pájaro de sangre azul —le dijo con más calma, fingiendo que tenía el total control de la situación al enfrentar a un demonio real—. Aún tengo a un payaso asustadizo bajo rejas y creo que por eso están aquí.

Blitz conocía a la perfección la forma de jugar de Striker. Estaba por advertir a Stolas, pero el principe no esperó ni por un segundo más.

La furia se apodero de su lado más animal, se transformó en aquel demonio infernal gigante y rompió las tuberías de su alrededor. Sus alas se extendieron y el fuego carmesí estalló por todo el lugar. De repente y en un movimiento rápido, se abalanzó con todo su rencor acumulado hacia Striker sin medir el poder de sus habilidades.

Striker lo tenía donde lo quería.

—Y con una bala, te mato —esquivó el cuerpo amenazante del ave endemoniada renaciente de fuego y volvió a sonreír.

Blitz se cubrió ante el fuego que no dejaba de destilar por todas partes. Mientras tanto, Striker solo corrió alrededor del pájaro para entorpecer sus movimientos pasionales. Observó a Blitz y fue directo, porque sabía que era la persona racional en ese momento.

—¿Por qué no me entregas el culo de este pajarito a cambio del payaso? Te conviene, Blitz —le ofreció con bastante sentido común mientras desataba unas sogas benditas de su cinturón—. No lo quieres de todas formas.

You are loving | RebuildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora