Loona intentaba escuchar música en su habitación. Estuvo encerrada unos tres días desde que el trabajo se suspendió por la falta de medios para ingresar al mundo de los vivos. Se mantenía bastante al tanto de la situación del juicio y no solo por Blitz, sino porque cada vez que abría voxtok o voxtagram, le aparecían fotos y videos de su papá armando la tercera guerra mundial cuando una jauría de policías lo sacaban a patadas del tribunal. También veía día a día nuevas filtraciones de fotos de él junto a Stolas y muchas declaraciones de los testigos que ya fueron interrogados.
Las redes eran un desastre. No obstante, lo que era más desastroso era escuchar a Blitz y a Stolas coger al lado de su cuarto. Loona se tapó los oídos con una almohada a pesar de que tenía unos enormes auriculares puestos a máximo volumen. No había caso, las maldiciones de Blitz y los gritos de Stolas se seguían oyendo al igual que el temblor y el crujir de las paredes.
—Carajo. No pararon en todos estos malditos putos días —gruñó como un perro rabioso y arrojó la almohada contra el piso. Estaba harta de no poder conciliar el sueño y de que el edificio estuviera por derrumbarse cada vez que Stolas tenía un orgasmo y perdía el control de su poder.
Milagrosamente, sus pedidos fueron escuchados. Se detuvieron por unos momentos y dejó de escuchar la madera romperse. Se quitó los auriculares y alzó sus orejas, de verdad ya no escuchaba nada. Tal vez iban a tomar un descanso, se habían dormido o alguno de los dos se había muerto. No podía ser sano tener tanto sexo seguido.
Esperó como una hora antes de salir de la habitación. Lo que le dio el pie y la seguridad fue oír el timbre de la puerta. Al parecer, un repartidor de comida había llegado a su hogar y Blitz estaba pagando. Loona suspiró agradecida ya que al fin su letargo infinito de lujuria había terminado. Decidió salir de su cuarto y ser un animal libre. No había huido a ninguna parte porque su mejor amigo estaba súper ocupado con Beelzebub y sabía que si iba a dónde estaban Millie y Moxxie no habría mucha diferencia al lugar donde estaba en la actualidad.
La chica caminó hacia el comedor, se encontró con Blitz y Stolas sentados rodeando la mesa y a su padre abriendo la caja de comida que había pedido. Ambos estaban relucientes y Stolas aún secaba su plumaje con una toalla. Al parecer tomaron una ducha helada, la necesitaban.
—¡Loonie! ¡Ya llegó la pizza! —canturreó Blitz al verla como si nada con una expresión muy feliz. No era como si fuera raro o incómodo, él la recibió con una sonrisa radiante y repleta de satisfacción.
Si, Loona reconoció la satisfacción de un hombre luego de tener las mejores noches de su vida con su pareja. Tal vez Blitz no tenía ni un poco de pudor, era muy atrevido por excelencia. Pero Stolas cruzó una mirada muy apenada con la chica, quien arqueó una ceja con ironía. Esa vergüenza en el búho estaba muy justificada.
El príncipe aún sentía todo su cuerpo temblar luego de lo inestable que lo dejó Blitz al darle las cogidas más fuertes se su existencia. Sus mejillas seguían ardiendo porque el calor lo invadía cómo a una antorcha que no se podía apagar. Podía ser un pervertido con Blitz, pero estar en una situación familiar con su hija era muy vergonzoso. Si Via también hubiera escuchado todo eso, se sentiría igual.
—Si, genial. No me quedo mucho tiempo, descuiden —Loona se sentó frente a ellos y acomodó su silla con su habitual rostro de pocos amigos—. No voy a cagar su cursi luna de miel.
—¿Luna de miel? —pensó Stolas en voz alta al escucharla decirlo. Sonaba tan romántico... ¿No era algo así después de todo? ¿No era la primera vez que hacían el amor por días enteros? Luego de la confesión, solo fueron momentos fugaces, noches de enfermedad o noches de enamoramiento. La plenitud de su amor se desencadenó gracias a la liberación hormonal de Stolas en cuanto a sus instintos.
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You are loving | Rebuild
Fanfiction¿Desaparecieron mis invitaciones? ¿Por qué pusiste tu corazón en cada letra cursiva? Dime por qué diablos no hay nadie aquí... Dime qué hacer para que todo se sienta mejor. Tal vez sea una broma cruel para mí. Es mi fiesta y lloraré si quiero. Llora...