You are loving | Rebuild

Zafiro

En medio de la fábrica de Asmodeus, el propio pecado enlistaba algunas cosas en su agenda mientras se paseaba por el enorme pasillo del lugar. Los súcubos volaban de un lado a otro y envolvían paquetes con juguetes sexuales, mientras que otros limpiaban maquinarias nuevas. Fizzarolli seguía su paso observando con curiosidad el trabajo de sus empleados, quienes miraban sin discreción su cercanía con Ozzie. Antes, las miradas eran sospechosas porque la relación solo se conocía allí dentro. Pero desde que su secreto salió al público y todos los portales habían confirmado su conexión, las miradas de todos se volvieron más extrañadas y críticas.

La mayoría envidiaba la vida de Fizzarolli, un imp que escaló lo suficiente como para tener a Asmodeus con él. Los súcubos de la empresa no tenían la culpa, pero cualquiera desearía tener esa suerte y dejar de ser simples peones. Que un imp saliera con alguien de la realeza era motivo de envidia venenosa para los de la clase baja.

Fizz se cruzó de brazos con incomodidad y les regaló una expresión hostil al recibir esa clase de miradas por todas partes. Caminó detrás de Ozzie y trató de no pensar en eso, en lo privilegiado que era y en que ya nadie pensaba que solo era un sugar baby, sino que era su pareja real en toda regla.

—Ahora que todos lo saben... Podemos tener una cita en público, ¿no lo crees? —Asmodeus giró hacia Fizz y le sonrió, ignorando el clima de su alrededor—. Amo que me acompañes a trabajar, pero sería genial también salir a otros lugares del infierno y no tener que pretender.

Fizz se colgó de inmediato de su novio, extendió sus manos hacia su cuello y se subió por arriba. Tomó asiento al costado de su hombro y se mantuvo allí para mantenerlo cerca.

—No suena mal, Ozz —aceptó la oferta, aunque aún había algunas cosas que le preocupaban—. Con respecto a eso... ¿Nadie te ha dicho nada?

Fizz preguntó aquello con un poco de miedo. Le daba bastante igual que los súcubos e imps lo odiaran. Pero si se trataba de las conexiones y amigos de Ozzie... Esa era otra historia.

—Pues, Leviatán me felicitó por mensajes, también Belphegor y Bee —respondió el pecado con una sonrisa tranquila mientras completaba la agenda entre sus manos, sin darle mucha importancia.

—Sabes que no hablo solo de ellos —se preocupó Fizzarolli al instante—, ¿Qué tal Agagliareth? O Behemot... ¿Y Gamaliel y Astaroth? Sus familias son tus principales inversores y eran tus amigos —cada valiosa y beneficiosa relación que tenía con los angeles caídos o con otros demonios de alto rango podría estar en peligro. Asmodeus los necesitaba y ellos a él, no quería que rompiera lazos o que perdiera el respeto ante todos por su culpa.

—¿Lucifer no te ha dicho nada? —volvió a preguntar mucho más preocupado, ya que esa era la autoridad máxima— Nuestra situación no sería tan terrible si tú no fueras el pecado de la Lujuria —abrazó el plumaje de Ozz y acarició a sus pequeños demonios dentro—. No hay un gran escándalo con Beelzebub, a pesar de lo que pueda decir Satán.

Estaba diciendo la realidad. El pecado de la lujuria no podía enamorarse, la lujuria se trataba tener sexo y obtener placer sin sentimientos de por medio. O al menos eso creían todos.

—El único que aún no me ha dado una respuesta ante esto es Lucifer —Ozzie respondió luego de dejar su agenda en una mesada—. Honestamente, él es el único que importa en cuestiones legales. Me ha hablado un poco y hará una sesión extraordinaria entre sus cercanos para asumir un veredicto y determinar un castigo.

Asmodeus tuvo que decirle aquello sin tapujos. Sabía que la noticia le dolería a su pareja, pero no podía ocultarla. Suspiró con cansancio, ya que era un protocolo que iba a realizarse tarde o temprano porque la mayoría de los demonios reales que no eran sus amigos o conocidos, consideraban que no debería tener una relación emocional con nadie, por ser precisamente la lujuria. Tenían un concepto muy arcaico de lo que debería ser como pecado.