Ilusión lunar

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Tomó las riendas de oro puro de la hermosa potra que montaba y la jaló hacia atrás, el animal bufó lleno de poder y fuerza y desprendió todo su escandaloso brillo por todas partes. Se apreciaba mucho más ya que la noche había caído y esa luminiscencia resaltaba en todo el cuerpo del circo.

—¡WOAHH! ¡STOLAS! ¡MIRA, ESTOY SOBRE DUQUESA DAIANA! —gritó Blitz en medio del establo, su pareja lo saludó desde lo lejos con una sonrisa apenada— ¡ES LA MEJOR SENSACIÓN DEL MUNDO!

Fizzarolli, muerto de miedo, envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Blitz desde atrás al menos cinco veces. La yegua estaba correteando con demasiada fuerza, el bufón estaba por detrás de Blitz y había confiado en que él sabía lo que hacía. Pero comenzaba a creer que realmente no y solo se estaba dejando llevar por sus impulsos.

—¡Blitz! ¡Mierda, dime qué sabes montar y detenerte! —jadeó asustado cuando el caballo feroz empezó a galopar libremente alrededor de la pista, casi como si no tuviera ataduras.

—Por supuesto, tomé clases —Blitz se puso serio, como si el asunto fuera de vida o muerte y ese fuera el momento más determinante de su vida—. Estoy listo para esto desde hace mucho tiempo.

Fizzarolli seguía pensando frenéticamente que solo era un caballo. Cuando el animal empezó a prender sus llamas multicolores y cuando Blitz aferró sus manos a las cuerdas, supo que todo iba más en serio que nunca.

—Aférrate a mi con todas tus fuerzas y prepárate, Fizzarolli —marcó con voz grave y excesivamente masculina—. ¡Quiero ver el incontrolable fuego de la Duquesa fluir como nunca antes!

Fizz sintió el verdadero terror cuando Blitz volvió a jalar las riendas y la hizo galopar como nunca nadie lo hizo nunca. La Duquesa fue contagiada por esa desbordante pasión. El fuego cubrió todo el maldito establo, el animal corrió y saltó con tal gracia que podría comenzar a volar debido a la intensidad de las llamas si tan solo quisiera. Y Blitz estaba gozando la experiencia como un desquiciado mientras Fizz se arrepentía a cada segundo de haber decidido montar con él y gritaba como si estuvieran por morir en cualquier momento.

Lastimosamente, la experiencia duró como diez minutos y no más. Era un caballo demasiado valioso como para ser exprimido por tanto tiempo. Ambos bajaron luego de haber montado un espectáculo grandioso. Blitz sintió conexión con Duquesa Diana, ignoró que Fizz bajó del caballo totalmente traumatizado por la experiencia y abrazó la cabeza de la yegua, quien se encariñó con Blitz en cuestión de segundos.

—Sana y salva, mi Duquesa. Te extrañaré —acarició la piel de su cuerpo mientras la Duquesa relinchaba feliz. La diferencia de tamaño era abismal, sin embargo, el imp no tenía miedo, la respetaba aún más por ser tan mimosa ante alguien pequeño como él.

Fizzarolli apartó a Blitz de inmediato del caballo, se lo llevó fuera del establo con sus brazos extensibles y lo agitó con ganas de matarlo.

—¡Acaso estás loco, puto lunático de mierda?! —señaló todo el establo incendiado y como los empleados estaban regando agua para calmar las llamas de Duquesa Daiana— ¡Nosotros casi-

—¡Fue súper divertido porque estuviste conmigo! —lo cortó Blitz en seco— Gritando como una perra miedosa, claro, ¡pero conmigo al fin y al cabo! —la felicidad de Blitz era de otro mundo y aquello calmó la furia del contrario casi al instante porque le estaba sonriendo con mucho brillo.

No recordaba haber visto a Blitz tan alegre desde que se reencontraron. Tan sinceramente feliz de estar juntos luego de tanto tiempo y en un ambiente que no representaba verdadero peligro. Fizz se le quedó mirando con ojos cristalinos y temblorosos, a veces el único que brillaba y lo dejaba sin aliento era Blitz.

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