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¡ESO ES, _____!
❛ _____ ha despertado justo al final de la tercera semana, pero ni así pudo descansar de lo que era ❜
AIZAWA OBSERVÓ CON EXPRESION PLANA LAS DOS PUERTAS, claramente fastidiado porque una niña de quince años no debería estar en esta situación, aunque estaba un poco curioso ante el hecho de que _____ se tomó muy bien el asunto.
—Discúlpame por esto —Aizawa observa la puerta y de manera gentil observa a _____, se encuentra con sus grandes ojos, aquellos que siempre reflejaban preocupación mezclada con alegría. Como si temiera perder todo en cualquier momento.
—No te disculpes, todo esta bien —al inclinarse ante la disculpa del mayor, menea la cabeza dejandole en claro que esto no era su responsabilidad, de una u otra manera terminaría metida en la policía, tarde o temprano— Tal vez... no este alterada, pero tengo dudas sobre algunas cosas..
—¿A qué te refieres? —La duda de Aizawa era notable, debido a la risa de pena que soltó la joven.
—Bueno... —se encogió de hombros e inquieta observó la gran ventana a sus espaldas— Quiero decir que me preocupa el tema de Shigaraki. Él mencionó a Nara, mi madre, me temo que todo esto se vuelva un gran problema... Todo lo que pase para estar aquí, y ahora siento que es mi culpa...
Pegó sus manos en ambos brazos, se dio un abrazo para tratar de no pensar tanto en lo que siempre la mantenia aterrorizada. El sentimiento que siempre la mantenia inquieta, era el mismo que sintió cuando los ojos de Shigaraki la miraron, su ojos rojos le rasgaba el cuello hasta quedarse sin oxígeno, para luego morir bajo sus manos.
Y la culpa volvía a sus hombros, el sentirse todo el tiempo observaba hacía que llevar la idea de ser un héroe fuera difícil, pero también sabía que si seguía viviendo bajo su misma sombra, quizás llegaría a volverse loca, perdiendo todo tacto hacia la vida misma, convirtiéndose en nada más que un juguete para todo aquel que deseara utilizarla, justo como Nara quería.
Por esa razón, tenía que ser fuerte porque su determinación seguía con ella, y no tenía pensado dejar que sus mismo pasado la pisoteara y la llevara hasta lo más hondo de sus miedos.
Aizawa puede observar la mueca de inquietud que hay en el rostro de _____, luego toca su cabeza, acariciando los cabellos blancos de la joven causándole una sonrisa de alivio.
Entre ellos dos, las palabras no eran necesarias para dejarse en claro que su presencia era más que suficiente para sobrellevar cualquier inquietud, porque ella sabía que estaría a su lado, creyendo en las promesas y confiando en el mayor. Al final del día, Ishikawa era más inocente e ingenua de lo que se creía.
