Pov. Berli Adams
Bese a un extraño en la boca, mi primer beso en la vida ya que los que le doy a Chad Mendez en las revistas de mi adolescencia no cuentan.
Ahhhh....
No se si reir o llorar. O seguir tocando mis labios como una tonta mientras el taxista me mira mal.
- ¿Esta usted bien señorita?- pregunta el señor mayor tras el volante.
Y asiento con mi cabeza no soy capaz de articular una palabra.
Soy una tonta, a ver si pesque alguna infeccion bucal.
Se supone que mi primer beso seria por amor, con alguien que ya conociera lo suficiente.
Despues de pasar años de Instituto y Universidad recibiendo bullyng era algo que ne habia jurado a mi misma. Aunque Tara siempre se ha burlado de mi con respecto a este tema diciendome que soy una puritana para un siglo que va en avance.
Un beso para muchos, es una caricia sin importancia, algo por diversión al igual que el sexo.
Yo no lo veo así, quizás soy una romántica de otra vida en un siglo que no me toca.
Por suerte mis padres nunca me han exigido tener novio ni me presionan con el tema, a veces creia que era porque sabian que su hija no cumplia con el estatus de chica guapa actual y se resignaban al hecho de que fuera una solterona.
Ese definitivamente era mi lado cruel arrañandome el autoestima y aumentando mis inseguridades como una perra.
Sacudo mi cabeza ahuyentando esos pensamientos justo cuando suena mi móvil anunciando una llamada de Tara que contesto.
- Ya estoy aquí dime si debo entrar a golpear a alguien.
- Tranquila fiera- rio sin ganas- Ya estoy camino a casa en un taxi.
- Te alcanzo en diez minutos y me cuentas todo.
- Esta bien.- suspiro rendida.
Ni si quiera puedo conecentrarme en el viaje con las vueltas que da mi cabeza.
Mi vida definitivamente es un desastre y me veo tal y como me pronóstico mi tía Clotilda, trabajando en el restaurante de mis padres, viviendo con ellos y con gatos como compañía.
No es que tenga algo contra los gatos.
"Al menos tenemos el recuerdo de ese beso y ese papasito"- me recuerda mi conciencia.
Y no se si llorar.
- Señorita ya llegamos - me informa el taxista trayendome a la realidad y efectivamente compruebo con vergüenza como estoy frente a mi edificio.
- Perdón señor ¿Cuánto sería?- sacó mi cartera para pagarle, deseando bajarme antes de que el señor me asesine con su mirada.
- Veinte dólares -
- ¿Qué?- medio grito, medio carraspeo fingiendo que toso.
Mis últimos veinte dólares de la mesada. Tendré que hacer dobles turnos o ir caminando hacia la universidad estos días. Tenía que haber esperado a Tara.
Le pago al hombre y me bajo observando cómo este arranca a toda velocidad y me giro con un suspiro.
"Hogar dulce hogar"
Nada salió como quería pero estoy de vuelta, nada que un pote de helado y unas películas de Netflix llorando mi triste existencia no puedan arreglar.
#
Esa era mi mentalidad de pasar la tarde, pero no conté con el hecho de que vinieran un sin número de desastres después como el aviso de mi casero que si no pago mañana no tendré un lugar donde vivir.
- Podrías mudarte conmigo - me consuela Tara en el sofá sentada frente a mi mientras pensábamos en posibles soluciones.
Con esto no había tenido tiempo de contarle todo lo vivido hoy en la supuesta audición fue verla en mi puerta abrazarla y llorar como la débil que soy.
- No, prefiero vivir en un puente antes de que con tú hermastro- se me escapa un hipo y Tara ríe golpeándome en el brazo.
- ¡Eres muy dramática Berlí!. Aunque yo también te podría acompañar a ese puente- reflexiona.
Tara y Aidan eran los típicos hermanastros que juntos eran como un volcán en explosión. Solo convivían por exigencias de sus padres, aunque todavía no entiendo cómo no se han matado mutuamente. Considerando que Aidan siempre anda en el grupo de Ashley y es odioso; así como uno de los modelos masculinos más solicitados en la Universidad por varias empresas desde su segundo año. Tenía genes de oro, el muy idiota, algo que no contrastaba con su personalidad.
Y a eso súmale que la tenía tomada con mi amiga más que con el resto de la Universidad, incluso conmigo no era como con Tara.
Extraño sí, pero no le doy muchas vueltas. Las veces que le he preguntado a Tara me ha dado la misma respuesta del odio bilateral o algo por el estilo.
- Entonces - la voz de mi amiga me trae a la realidad- ¿Por qué no me cuentas cómo te fue hoy? Y sí debo golpear a Ashley más tarde por ese mensaje y por qué saliste corriendo.
- Yo..eh...- me trueno los dedos nerviosas ante su mirada interrogante y como arquea una de sus cejas- Y si preparo un café antes- sugiero para ir a la cocina, pero Tara me conoce bien.
- ¡Ni lo pienses señorita!- me señala con su dedo índice. - Desembuchalo todo.
Se lo cuento o no.
No sé que hacer ahora no me siento tan segura.
Sí o no
Sí o no.
Mi debate mental se ve interrumpido por el timbre que nos hace saltar a ambas pero soy yo la que me levanto como un resorte.
- Yo abro - digo en voz alta y quiero golpearme la cabeza por ser tan tonta.
Tara me mira con su típica cara de " no te libraras de mi tan fácilmente" pero ya estoy corriendo y no literalmente tanto que llegó tropezando a la puerta y ella se burla a carcajadas.
Ignoró sus risas y abro la manilla de la puerta y todo ocurre en cámara lenta, cuando mis ojos impactan de nuevo con esos ojos, traje perfectamente a la medida que se adhiere a todos los lugares correctos, zapatos caros, mandíbula hecha por los mismos dioses, con unos labios.
Por qué miro ahí.
- Oh no- suelto con la boca abierta y el corazón acelerado, y hago solo lo que yo puedo hacer en mi estado de impulsos, le cierro la puerta en su cara.
En sus narices.
Y apoyo mi peso completamente en la madera cerrando los ojos para intentar calmar mis latidos.
"Seguro se trata de un sueño o una pesadilla" - me digo.
Pero el sonido de la puerta y Tara acercándose al ver mi estado me dicen que todo es muy real.
- ¿Quién es Berli?- mi amiga me interroga confundida y yo no sé ni que hacer, ni si quiera me salen las palabras.
Pero es ella quien me hace a un lado y abre la puerta.
Y esta vez esos ojos han pasado de burlones a enojados.
¡Estoy en serios problemas!
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Curvas Perfectas
RomanceAlex Hamilton es el heredero de la compañía número uno en lencería femenina y todo sobre moda. Es un negocio familiar que heredó de su tatarabuelo. Y con la muerte repentina de su padre, debe tomar su cargo como CEO; todo lo que siempre ha querido y...