15- Siempre quise hacer eso

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Berli Adams

Acomodo a Alex en la cama a duras penas y cae como un tronco. Por un momento me quedo absorta en como me señala y ríe para luego roncar. Tuvo que haberse bebido el bar entero.

- Gracias por ayudarme- le sonrió al guardia que cargo con la mayoría de su peso.

Si fuera por mi lo hubiera dejado tirado en la cocina.

"Es lo que tenías que hacer" - me reclama mi consciencia al evocar a esa rubia. Le agradezco a los Dioses que se fue y no tuve que presenciar más allá.

Una parte de mí desearía patear al hombre frente a mí, en cambio me siento a su lado cuando quedó sola con el, y una de mis manos va hacia su ceja que se arruga. Mi corazón se acelera sin explicación alguna, así como mi deseo de continuar la caricia por su mejilla y su pelo.

¿Pero qué demonios hago?-

Caigo en la realidad y me detengo tragando en seco cuando mis dedos están a un milímetro de su labio inferior que se encuentra entreabierto.

Cierro los ojos, y obligo a mis pies a levantarme.

Debo salir de aquí. No debo estar aquí.

Mil y una razones, para salir de aquí pitando y olvidarme de todo lo que mi estúpido corazón está sintiendo.

- Berli- su voz me detiene a la vez que su mano que me jala hacia la cama antes de que pueda resistir.

- Pero qué....- mis reclamos mueren cuando caigo en el suave colchón y antes de que pueda procesar lo que quiere hacer se trepa encima de mí y estampa sus labios contra los míos en un beso diferente a los demás.

Rudo, con sabor a whisky y algo más. Debería empujarlo, pero me rindo en la suavidad de sus labios como una drogadicta deseosa de más. Sus caderas se amoldan entre mis piernas quedando su erección sobre mi zona más necesitada que palpita más que mi corazón pidiendo a gritos algo. Nos convertimos en una mezcla de gruñidos desesperados, besos que se salen de control, balanceo de su pelvis directo que se restriega contra mi sintiendose tan delicioso que a penas puedo pensar.

Hasta que pasa a mi cuello y continúa con el ataque llevando una de sus manos a mi pecho derecho donde aprieta sin piedad.

A la vez que medio ríe. Siendo mi perdición cuando lame parte de cuello y susurra muy cerca de mi oido.

- Siempre quise hacer eso.

- ¿Qué cosa?- pregunto cómo una tonta.

Pero el muy idiota ni si quiera puede responder ya que se queda dormido sobre mi pecho.

- Alex- golpeó su costado, pero es como si estuviera golpeando una pared inmovible.

Y caigo en cuenta que soy la persona más estúpida del mundo.

Debo ganarme un Oscar.

Ahora no sé cómo voy a salir de aquí. Debería empujarlo hacia el suelo y patearle las bolas. Lo más probable es que mañana vuelva a a ser el mismo bipolar de siempre y se olvide de todo lo que paso.

O me diga que todo es un error.

Pero ya esto no se siente así y no sé que voy a hacer con el volcán que se acumula en mi pecho, cuando el hombre sobre mí se mueve y me jala en medio de su estado ebrio hacia su pecho.

"Solo está vez"

Me digo, riendiendome al sueño entre sus brazos.

#

El sol me da directo en la cara despertandome pero me niego a abrir los ojos. Las sábanas huelen a Alex Hamilton y solo ese nombre hace que todos los acontecimientos vengan de golpe hacia mí y abra mis párpados.

Para encontrarme que estoy sola. Ni rastro del hombre que me retuvo ayer. Me siento un poco decepcionada y a la vez aliviada.

Quizás es lo mejor. No es necesario lidiar con su charla de soy tú jefe y todo es un Error.

Me levanto dejando sus sábanas como están para huir de está planta. Y rezo mentalmente para que Tara no halla despertado aún, porque ya me imagino las mil preguntas que me esperan.

Y la verdad no estoy para responder algo que ni si quiera puedo responder yo.

Aunque la respuesta clara es que soy una imbécil masoquista que se niega a qué le guste otro imbécil borracho.

Abro la puerta de mi habitación con el mayor cuidado posible y mi sonrisa de victoria al no toparme con ningún empleado, muere al ver a mi amiga con una ceja arqueada y brazos cruzados.

- ¿Dónde dormiste anoche?

Directo al grano, como Tara. Me debato en si ignorarla, decir una mentira o una verdad.

Pero lo primero queda descartado tan rápido como se planta frente a mí y se que no tengo escapatoria. A parte que también está el hecho de que una mentira mía se descubre en un segundo.

- La verdad- repone antes de que abra la boca - Y no te andes por las ramas que bastante tengo con el hecho de que terminaré siendo una pelota y no quiero ser tía tan pronto.

- Tara- protesto ante su exageración.


- Tara nada, tengo derecho a saber si mi amiga al fin movió el bote - señala su pelvis con un baile cómico que nos hace reír a las dos- Pero con control ojito.

- No es nada de lo que te imaginas - pongo los ojos en blanco - Solo fue un beso- tapo mis labios y siento como la temperatura sube a mi cara cuando recuerdo el beso.

Y me largo a ducharme antes de que me sigan más preguntas.

Me arreglo para el juicio con un vestido que me eligió mi amiga después que le contará parte de los acontecimientos y ver cómo pasaba de regañarme a advertirme e incluso amenazar con cortarle las pelotas a Alex. Pero al final la termine convenciendo que todo esto era solo trabajo, así que suspiro rendida y me eligió una prenda entre lo formal y lo elegante de color rojo. Qué según ella era el "Levanta Pasiones" pateador de bolas.

He de admitir que me gusta incluso cuando riza mi cabello y aplico un leve maquillaje que ella aprueba.

La verdad es que me siento hermosa. E ignoro todos los comentarios negativos que vienen a mi mente de todos estos años de bullying en la Universidad. Y por primera vez disfruto mis curvas siendo abrazadas por la tela.

Algo también tiene que ver cierta persona, que ayer repetía mi nombre.
No sé si eso signifique algo o si solamente me lleve un fiasco.

Pero muero por ver su cara en el juicio cuando me vea, solo espero que los nervios no me traguen viva y pueda interpretar bien el papel de "falsa esposa".

Alex Hamilton "Mi esposo" repito mentalmente, hoy debo creermelo, que ese hombre es Mío, aunque solo se trate de algo profesional y en secreto atesore sus besos.

"Es solo trabajo"- canto para mi mente y mi corazón.







Curvas PerfectasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora