Camila C.
Caminé a través de las puertas de mi trabajo, seguía estando muy feliz por mi maravilloso fin de semana con Lauren y las niñas, determinada a no dejar que nada estropeara mi día. Famosas últimas palabras.
-Buenos días, Darla -dije mientras metía mi bolsa de almuerzo en mi cubículo y me quité mi sudadera. Tomó un mordisco de su manzana y levantó una ceja hacia mí.
-Uh oh. Alguien consiguió algo este fin de semana.
Intenté esconder mi sonrisa, pero cada vez que recordaba la mirada sorprendida en el rostro de Lauren cuando me fui sobre ella en el granero, no pude evitar sonreír. De cualquier manera, la mirada en sus ojos unas pocas horas después cuando alivié el sufrimiento de la pobre mujer y acabé lo que había comenzado fue incluso mejor. ¿Quién sabría que el lugar de trabajo de su padre podría ser tan divertido?
-No te culpo. Con una novia tan caliente como la tuya, estaría sobre ella como un maldito mono araña. -Se rió, echando su manzana a la basura.
Me reí y negué hacia ella. Realmente me gustaba Darla. No tenía absolutamente ningún filtro y decía todo lo que se le venía a la mente, lo cual hacía que el venir a trabajar aquí no solo fuera tolerable, sino también divertido. El hecho de que Maureen realmente le gustara Darla y que ella le hablaba a menudo de mí era una ventaja adicional.
―¿La novia de quien es caliente?
Mi corazón saltó a mi garganta mientras me volteaba para colgar mi sudadera. No importaba cuánto tiempo había pasado, esa voz siempre me desmoronaba, solo que por razones diferentes ahora.
-La de Camila. Es una jugadora de hockey, una profesional -intervino Darla de nuevo-. Estoy esperando mi turno. Es demasiado caliente como para dejarla pasar.
-Oh, ¿en serio? -dijo Zach curiosamente.
-Sí -suspiró-. Magníficos rizos castaños, los ojos verdes más maravillosos que jamás has visto y un trasero hecho para golpearlo.
Oh dios, Darla, por favor para de hablar. Ahora mismo.
-Dudo que tendré la oportunidad, sin embargo. Por lo que oí, está muy enamorada de ella.
-¿Cuál es su nombre? -preguntó Zach, despreocupadamente.
-Lau...
-No es asunto tuyo. ―Me giré, interrumpiendo a Darla.
Zach me dio una sonrisa de infarto. Una sonrisa que solía amar. Una sonrisa que solía derretir mi corazón.
-¿No es asunto tuyo? Es un nombre raro. -Estaba apoyado en lo alto del mostrador, sus manos cruzadas delante de él.
-Tengo que trabajar -dije fríamente, caminando para revisar los historiales.
-En realidad, traté de llamarte. Maureen tuvo que ajustar el programa un poco. Empiezas en una hora. -Darla me dio una mueca torcida-. Lo siento.
Gemí. Eso significaba que tendría que quedarme una hora más, y aunque vine al trabajo feliz, de repente quería salir de aquí e ir a casa.
-Oye, eso funciona bien. Estoy a punto de ir a mi descanso. -Zach se enderezó-. ¿Podemos hablar?
Darla miró de ida y vuelta entre nosotros dos.
-¿Se conocen?
Cuatro años de miradas llenas de rencor y resentimiento se derramaron de mí cuando miré dentro de los oscuros ojos marrones de Zach. ¿Cómo se atreve a ponerme en esta situación en el trabajo? Idiota.
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ROOM FOR MORE
FanfictionHace cuatro años, mis sueños se hicieron añicos en un instante. Hace tres meses, encontré algo que no he tenido en años. Esperanza. Esa esperanza llegó en la forma de una sexy y despreocupada jugadora de hockey llamada Lauren Jauregui. Ella se aba...