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Toto

Volví a casa con esa bolita de pelo entre mis manos, Rosa vino directa a arrebatarmela.

–¡Pero qué cositaaa! –rodé los ojos.

–Se llama Galleta.

–¿De quién es?

–De mi ex –soltó Ben.

–Tiene nombre.

–¿Qué más te da?

Suspiré y miré a mi hija.

–Nos las quedamos un mes.

–¡SIIIII! –la abrazó. La perra se retorció entre sus brazos, no quería estar ahí.

–Rosa…

–¿Qué? –me mira.

–Suéltala.

Ella la dejó en el suelo, y Galleta corrió detrás de mis piernas. Me hubiera gustado no reírme, pero tuve que hacerlo.

–Es que no me conoce.

–Es que la has asustado –me fui al sofá, la perra me seguía. Ben también estaba ahí, extendió la mano para acariciarla y la perra gruñó de la peor manera. Nunca la había visto así. Ben se asustó.

–¿Y yo que he hecho? –apartó la mano rápidamente.

–Y yo que sé.

–Igual es porque sabe lo imbécil que has sido con su dueña –lo miro.

–Vuelvo a preguntar. ¿Qué más te da?

–A mí nada, a la perra, pues mucho –lo miraba con desprecio desde mi regazo. Estaba seguro que con Rosa acabaría llevándose bien, pero con Ben, nunca.

Y en verdad, sí que me importaba. Nunca se lo demostraría, pero algún día vería lo que había entre nosotros y entendería por qué. Dejé a la perrita en el sofá y fui a prepararle dos cuencos, uno de agua y otro de comida. Al lado su camita con sus juguetes.

Lo que más me gustó fue verla con mi hijo pequeño, él le podría estirar de la cola y las orejas que ella nunca le haría nada. A veces me compadecía del pobre animal. Supongo que a la perra no le molestaba, sino ya tendría que haber saltado. Con Cris iba hablándome de vez en cuando, la echaba de menos. Me pasaba más de media hora revisando si me hablaba, a veces. No me imaginaria nunca echándola de menos hasta ahora.

–¿Con quién hablas? –me sorprendió mi hija, casi se me sale el móvil volando de las manos.

–¡Por dios!

–Perdón.

–Con nadie, miraba la página de Apple.

–¿Planeas mentirme? ¿A mí? –se sentó a mi lado mirándome.

–¿Pues no lo ves? –le enseñé la página con el último iPhone.

–¿Y para que lo quieres si ya lo tienes?

–Se le rompió el móvil a Cristina por mi culpa y le debo uno.

–Aaaah… ¿Y con quién hablas cuando le sonríes al móvil? –mierda.

–Con Cristina, pesada.

Ella me mira, ojiplática.

–¿Te gusta la ex de Ben?

–No.

–Papá, no me jodas…

–Solo somos buenos amigos.

–Yo no le sonrío al móvil de esa manera cuando me hablan mis amigos.

–Tú es que eres de otro mundo, hija.

enséñame lo que sabes [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora