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Cristina

Después de unos días de bajón por el tema de Lana, salió el sol de vuelta y la dejé en el pasado por fin. Lana había sido importante, sí. Estuvo en mis peores y mejores momentos, pero acabó demostrando que no valía la pena, y ahora, era feliz con Anna. Que ella es la que me demostró lo que es una amistad.

–¡TÍA! –irrumpió en mi casa. Galleta salió disparada del susto.

–¡Joder, Anna! Para que te di llaves…

–Me lo he follado.

–Hostia.

–Y madre mía… En serio, ¿que coño tienen los jefes de equipos de la fórmula uno? Porque vaya bestia parda.

–No lo sé, no lo sé.

–Tendrán sus años y todo lo que tú quieras, pero JO-DER –se sentó a mí lado, con cuidado–, me duele sentarme.

–Te entiendo.

–Pues a lo mejor ni me vuelve a llamar. Que tiene mi número, no te lo pierdas…

–Ya se irá viendo.

–Muy fuerte… No sé cómo se ha podido divorciar, porque como folla…

–¿Sí? ¿Folla bien?

–Madre mía si folla bien, es impresionante. Podría repetir una y otra vez hasta que ya no pueda ponerme de pie. Y es que… Aaaaaghhh… Me lo quiero volver a follar –se tira al sofá.

–Madre mía…

–Nunca esperé que me sentiría así con un tío que podría ser mi padre. Es que joder. Es… DIOS.

–ES DIOOOS –salió Toto de la habitación imitandola. Ella chilla del susto y se cae del sofá–. Horner te ha dado candela, ¿eh?

–¡¿Y tú de dónde sales?! Y sí, me ha dado. Vamos si me ha dado, Jesús… –se puso roja y todo.

–Vivo prácticamente con ella.

–Ah. También es verdad… Pues haz más ruido coño, qué susto…

–Perdone.

–¿Te imaginas que se enamora de mí? –me mira. Ay, verás tú la hostia.

–Verás tú la hostia –yo lo pensé, mi esposo lo dijo.

–Verás.

–Oye, no tiene por qué… Que a ver, él tiene sus años y no tiene nada más que hacer conmigo, y solo hemos follado. Pero imagínate.

–Imaginate que me compro un unicornio –sonríe Toto alegremente, totalmente sarcástico.

–Amor…

–A ver, que lo veo capaz… Pero yo no me fiaría…

–¡AJÁ! ¡Hay una posibilidad! –señala Anna.

–A ver, Anna. Un hombre frío y estratégico que se aferra a la realidad con ambas manos como Christian, no es para ti. Tú eres una princesita que va montada en un Pegaso con florecitas en el campo, soñando despierta. Él no. Sois dos mundos totalmente diferentes –explica él con tranquilidad.

La cara de Anna cambió. Ella me mira y suspira.

–Bueno, al menos me lo pasé bien –hizo ver que no le importaba, pero sí lo hacía.

–Claro que sí.

Su móvil sonó, y cuando miró la notificación, lo lanzó a un cojín.

–QUE ME HA ESCRITOOO.

–¿Qué diceee?

–No lo he leído. Léelo tú. Y contéstale. Yo estoy nerviosa y cuando estoy nerviosa hablo como Yoda. Y lo sabes.

–Dame.

Me entregó el teléfono. Toto se puso detrás de mí a cotillear también. Luego él dirá que no le gusta el chisme. Y una mierda. Anna estaba nerviosa. También hay que decir que la entendía, hacía meses y meses que no tenía contacto masculino. Horner se había convertido en el primer rollo después de hace tiempo para ella.

Abrí su móvil y entré en el mensaje.

–Ehm… Tía –ella me mira–, ¿comprobaste si te pusiste la ropa interior antes de irte? –abre los ojos como platos.

–No… me… jodas…

–Sí jodo.

–No. NO –se metió a mirar el móvil también–, ay, qué vergüenza…

–Pues bonito recuerdo se ha llevado. Y de Victoria’s Secret, no te lo pierdas –se ríe Toto.

–Precioso.

–Si anda, que me lo devuelva. O que me compre otro, no se lo va a quedar.

–Eso.

–Dile que me lo devuelva –y eso escribí–, tía, que borde…

–¿Qué más da? Si no es nada tuyo –Toto se encoge de hombros.

–Escríbele tú –le pasé el móvil.

–”Ven a buscarlo”. Andaaaa… –nos mira.

–Hecho. Esperalo en tu casa.

–A saber qué coño sale de aquí… –se levanta y coge sus cosas–, te voy reportando todo –se ríe y se despide de nosotros para luego irse.

–En mi opinión pegan.

–No, si en la mía también. El tema es que él caiga en sus encantos…

–Nunca se sabe.

–Ya sabes lo que opino del tema. Él no sabe lo que es soñar, y ella sueña con los ojos abiertos. Puede salir o muy bien, o ella acaba destrozada. No hay punto medio…

–Rezo por no verla mal, no se lo merece.

–Y tanto que no se lo merece… Es una chica encantadora. Ojalá encuentre a alguien que la sepa querer tan bonito como te quiere a ti.

–Ojalá, mi amor.

Quería lo mejor para ella, ya era hora de que alguno la hiciera feliz. Se lo merecía todo.

enséñame lo que sabes [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora