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Toto

La cara que puso me hizo sospechar de inmediato que no había tocado los apuntes un solo minuto cuando le hablé sobre el examen. Esperaba que le fuera bien, porque arruinaría su media un mal examen.

A medio examen levantó la mano y fui a ella.

–Te aviso que no saldrá buena nota, no he estudiado una mierda –susurró.

–Te voy a matar... –me pasé la mano por la cara.

☆☆☆

¿Qué no le iba a salir buena nota? Es la mejor nota de toda la clase. También es que ese examen era jodido, pero un ocho con setenta y cinco no está nada mal... Era la mejor alumna que había tenido en mucho tiempo.

–Pues para no haber estudiado... –le entregué la hoja. Ella abrió la boca y sonrió. Negué con la cabeza y sonreí, esta mujer me llena de orgullo–. Eres increíble.

–Cómo se nota que se la chupas al profe –soltó uno de los presentes, quise hacer como que no escuché nada, pero ella ya se encargó de tirarle un compás.

–Imbécil.

–¡¿Estás loca?! ¡Podrías haberme sacado un ojo!

–Y ni aún así habrías aprendido la lección de no hablar sin saber –dije yo sin siquiera mirarlo.

–Oye, Toto –me miró y yo volví a tener mi atención en ella–. ¿Por qué me hablas si soy una niñata malcriada?

Sentí todos los ojos sobre mí. Quise que la tierra me tragara. Lo que me faltaba por oír, no supe qué responder. No me salía la voz, siquiera.

–Hablamos después.

Oí los murmullos de todo el mundo, intenté no quedarme clavado en el sitio y acabar de repartir, solo esperaba a que acabase la clase de una puta vez para aclarar lo que acababa de pasar. Estaba... en shock.

Cristina

Al acabar las clases lo esperé fuera. Teníamos que hablar. Me miró con cara de susto, le había impactado lo que dije.

–En tu coche, mejor.

Asintió y fuimos a por el vehículo, y una vez los dos dentro, me miró para que abriera la boca.

–¿Por qué has hecho eso?

–¿Y tú por qué me dijiste aquello?

–Fue la rabia del momento, lo siento... –le daba incluso vergüenza admitir que él dijo eso.

–Porque te recuerdo que no me conoces.

–Ajam.

–... Y he tenido una vida muy difícil –asintió, estaba intrigado, tomé aire. Estaba a punto de abrirme con alguien–. Que sepas que esto no lo he hecho con nadie.

–Me siento único.

Suspiré, me puse de lado mirándolo y empecé a hablar de mi vida. De mis abuelos, que eran mis padres. De los que lo son pero no hicieron el papel. De mi pasión por el motor desde chiquita... Todo. Y poco a poco veía como estaba más arrepentido de decirme lo que me dijo, se lo veía en los ojos.

–Joder... –exhaló–. Lo siento mucho, Cristina. Si lo hubiera sabido ni se me habría pasado por la cabeza.

–No te preocupes. Solo quería que sepas que hay veces que es mejor callar porque no sabes lo que esa persona lleva detrás.

Él asintió. Estiré el brazo y le cogí la mano intentando que se tranquilizara. Él la tomó y acarició con su pulgar y sonreí. Él también sonrió, y el ambiente se fue tranquilizando junto con nosotros. Él era la primera persona en saber de mi pasado.

enséñame lo que sabes [finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora