Sombras de tristeza

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El mecanismo de transporte entre sectores de anillos lejanos era un sistema implementado desde hacía siglos entre los seres del infierno de las clases más bajas. Un método bastante común. La elección de horarios era primordial porque, como con cualquier tipo de transporte, se llenaba. Los imps no viajan solo por placer, sino también por trabajos. Aquel día y con mucha buena suerte, pudieron alcanzar la mejor franja horaria, la más despejada.

—¿Nunca estuviste aquí?

Blitz guió a Fizzarolli por los largos pasillos del ascensor gigante cubierto de colores dorados y asientos largos. El bufón observó su alrededor con atención y luego le devolvió la mirada a Blitz.

—Cuando voy a los sectores lejanos de los anillos, viajo por el direccional de oro de los pecados —explicó encogiendose de hombros.

Blitz suspiró frustrado y supuso que respondería algo así. Era la primera vez que Fizzarolli viajaba como un imp normal hacia zonas lejanas y escondidas de los círculos, había rutas por las pantallas y también direcciones distintas pertenecientes a cada anillo. Cuando eran jóvenes, ni siquiera soñaban con dejar su lugar porque no había dinero para pagarlo.

—Vas por el transporte privado, básicamente —tomó asiento y el contrario se acomodó a su lado—. Voy a enseñarte un poco como están las cosas en las calles en la actualidad. La parte donde estaba el circo es algo... inhóspita.

Blitz quiso describir las profundidades de Orgullo siendo imparcial. Pero la realidad era que ese lugar era un asco, un maldito pueblo fantasma rodeado de muerte y destrucción. Nadie visitaba mucho las zonas alrededor, solo quedaban ruinas.

—Sé bastante de como es esa zona de Orgullo de todas formas. No creo que haya cambiado —le contestó Fizz, tal vez confiando demasiado en los recuerdos que tenía de su infancia—. En todo el tiempo en el que estuvimos ahí, nunca cambió.

—Bueno, si, es verdad. Pero no te ilusiones mucho, ¿Ok? —Blitz le desvió la mirada un poco nervioso y se rascó la nuca.

No sabía que clase de expectativas tenía Fizz al llegar allí. Le explicó que los suburbios eran visualmente horribles y el shock de ver los residuos del circo tal vez podría ser demasiado. Su amigo insistió mucho, y Asmodeus le encargó su cuidado. En teoría nada podría salirse de control, solo era un circo calcinado y hecho mierda del cual tal vez podrían rescatar algo. Blitz estaba súper interesado por el oro de su padre, para ser honesto. Pero de cualquier forma, tenía un mal presentimiento.

El elevador comenzó a funcionar. El viaje duró menos de una hora a pesar de las distintas paradas e intersecciones entre otros anillos y zonas.

—¡Ah! ¡Ya llegamos! —Blitz tomó la mano de Fizz y reconoció su parada en el monitor de los destinos de transporte. Ambos salieron de allí y pudieron descender hasta llegar a la entrada de las calles.

Aquella zona del círculo del Orgullo no era céntrica. Estaba muy alejada del lugar de trabajo de Blitz o de los distintos centros de entretenimientos de la ciudad. Se veía mucho más gris y sucia de lo que recordaban. Tal vez luego del incendio, nadie más quiso sembrar vida. Había algunas tiendas y negocios, pero parecía un lugar francamente abandonado.

—Lo que era el circo está del otro lado así que caminaremos bastante —Blitz tenía la memoria suficiente como para recordarlo. ¿Cómo no hacerlo? Fue arrestado muy cerca de ahí. Los imps y súcubos aprovechaban la zona desértica para traficar droga o delinquir de alguna manera.

Se estaba adelantando. Pero Fizzarolli se quedó en medio del camino ampliando su mirada ante los recuerdos que comenzaron a llegar a su mente. Poco a poco, sintió como su estómago se revolvía. Estaba reconociendo el espacio a pesar de que el circo seguía lejos. No sé sintió nostálgico o agradable, se sentía raro... No quiso demostrar ese malestar frente a Blitz, quería manejarlo por su cuenta.

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