Capítulo 12 | El que se enamora, pierde.

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Habían pasado dos meses y medio, donde Miguel e Irix aún se estaban conociendo bien para saber si era conveniente formalizar algo o no. Una persona tiende a ser distinta cuando está en pareja.

Ya la Sociedad Arácnida sospechaba sobre los nuevos enamorados, pero no decían gran cosa porque los rumores tenían que ver con el jefe; además, las anomalías estaban siendo un caos de unas semanas para acá.

El problema de las anomalías había comenzado hacia un año y cuatro meses, pero se habían intensificado en las últimas semanas. Por más misiones que completaran los Spiders, las anomalías seguían apareciendo, y unas eran más agresivas que otras. El cuartel quedaba vacío durante las tardes porque todos cumplían con sus deberes en sus respectivos universos y en otros.

Miguel también había salido a la acción para ayudar, a la par que se comunicaba con otros reclutas para darles ordenes o decirles que hacer. Eso quería decir que estaba en dos cosas a la vez.

Irix, Miguel, Peter B. y su pequeña hija Mayday estaban en una misión de estas, aunque a excepción de Miguel, los otros tres estaban jugando con la anomalía. Tenían a la anomalía atada completamente con telarañas, colgando de cabeza al igual que Irix.

- ¡Vamos, May!

La morena animaba a la niña, la cual estaba intentando sacar telarañas de sus muñecas pero solo lograba sacar unas muy pequeñas que ni impactaban al villano.

- Le hice un disparador para nada, resulta que puede hacer telarañas orgánicas.

Peter miraba con orgullo a su hija, la cual tenía en su cangurera; Mayday reía y se divertía de descubrir su nueva habilidad de no necesitar un disparador para hacer lo que la mayoría de los Spiders hacen. Irix le tomaba fotos a la niña, también entre risas.

- Irix. - Miguel la llamó, mirando algunas cosas en su Gizmo. - Deja de jugar con la anomalía y vámonos, hay más cosas que hacer.

- Ay, Miggy. No seas así de cuadrado.

Irix se columpio rápidamente hacia él, colocándose de cabeza nuevamente y teniendo su rostro muy cerca del de el. Miguel levantó la vista cuando sintió el aliento de ella chocar contra su rostro, mirándola con una ceja levantada.

Ambos se miraron unos segundos, y cuando Irix creyó que Miguel la besaría, solo le colocó una de sus grandes manos en el rostro para alejarla de él, y por la inercia se comenzó a balancear de un lado a otro.

- ¡Miguel! - se quejó, y posteriormente colocó sus pies en el suelo.

- No, berrinches aquí no.

- Ustedes son adorables. - agregó Peter, caminando hacia ellos.

Peter era una de las pocas personas que sabía, no por rumores, sobre Irix y Miguel. Los apoyo desde un principio y les daba uno que otro consejo desde la perspectiva de un hombre casado. A veces eran de ayuda, pero no podían hacer mucho cuando ni siquiera eran pareja oficial.

Miguel finalmente abrió un portal hacia el 928, donde el mismo se encargó de mandar a la anomalía, y más atrás entraron los restantes. Se encargaron de encerrar a la anomalía, mientras esperaba su turno para ser mandado a su universo con la maquina "Vete a Casa".

El gran hombre se pasó las manos por la cara cuando finalmente encerraron a otra anomalía que sería mandada a su lugar correspondiente. Aun así, se sentía presionado y estresado por tanto trabajo.

- Lyla. - llamó a la holográfica mujer, que apareció en su forma diminuta.

- Mande, usted. - respondió rápidamente, acomodando sus lentes.

ONLY ONE | MIGUEL O'HARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora