Capítulo 8 | Te odio, evento canónico.

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Horas antes.

Universo 1603, Irix Accardi

- ¿Desde cuándo estás sola?

Verónica y yo nos encontrábamos acostadas, una al lado de la otra, mientras veíamos en mismo punto en el techo. Su techo iba de manera ascendente, entonces no había muchos metros de diferencia entre su cama y el techo, el cual estaba decorado con fotos de sus amigas, incluida yo. No habían fotos familiares, así de afectada estaba.

- Una semana, creo. Sino esta mi papá, tampoco mi hermano, entonces realmente me la paso sola. Además, el me lleva varios años y nunca tuvimos muchas cosas en común. No me interesa estar sin mi hermano o padre.

- Qué bueno que nunca tuve un hermano...realmente no sé cómo sobreviviría con otra persona en mi casa.

Ambas reímos, mientras nos tomábamos de las manos. Sentía consuelo estando con ella, pero aún me daba pesar que se guardara todos sus problemas para sí misma; me daba miedo que se ahogara en esos problemas. Era de esas personas que chupaban tu mala energía y la acumulaba en su propio cuerpo.

- ¿Quieres dar una vuelta? - Le sonreí con complicidad

Ella me sonrió igual.

- ¿Cómo podría decirte que no?

Ambas saltamos de su cama, y enseguida me puse mi mascara. Ella se sostuvo con fuerza a mi cuerpo, y finalmente salimos de ahí.

Me columpiaba con destreza y elegancia mientras Vero gritaba con euforia, mientras la brisa golpeaba totalmente su rostro. Sentía como cada vez dejaba de tensarse y disfrutaba de la adrenalina de estar en los aires, dándole más libertad a su cuerpo de moverse.

Quería que se liberara.

Quería que gritara.

Quería que olvidara quien era, al menos por ahora.

La noche cayó sobre nosotras, pero las luminosas calles de New York nos daban el mejor paisaje desde las alturas. La gente nos veía, sorprendidos por la velocidad del balanceo entre las pantallas y edificios.

Llegamos a las afueras de la ciudad, a las instalaciones de Alchemax. Nos sentamos en una colina lejana, viendo como personas entraban y salían de aquel establecimiento, usando sus batas blancas que daban a conocer su puesto en aquella empresa. Miré a Vero a mi lado, que veía con un rostro tranquilo el lugar pero aun así, la sentía algo tensa.

Tal vez era la reciente columpiada por la ciudad...

- Aquí empezó todo. - Dije de la nada, viendo aun a las personas ir y venir. - Un amigo me dijo que tuviera cuidado con Alchemax, pero aun así me gustaría saber un poco más.

- Vamos.

- ¿Ah?

- Entremos y veamos que escoden. - Me miró, mostrándome la determinación en sus ojos. - Dijiste que querías saber más. Entremos y aprendamos más de ti.

La miré con una sonrisa complica, decidida a hacer lo que ella decía. Nos levantamos y ella se aferró a mi cintura, seguidamente, nos escabullimos adentro.

Entramos por los ductos, gateando sigilosamente en estos, tratando de hacer el menor ruido posible. Veíamos por las rendijas a algunos científicos trabajar en sus experimentos.

Nos quedamos a ver por unos segundos a un científico, el nos daba la espalda y no podíamos ver su rostro o en que estaba trabajando pero se veía muy hundido en sus pensamientos.

- Sigamos adelante.

Asentí, y luego de mucho gatear por los ductos, llegamos a un laboratorio vacío. Me asomé con cuidado para asegurar, y luego me encargué de bajar a Vero y a mí a la vez.

ONLY ONE | MIGUEL O'HARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora