En un universo dónde los héroes son solamente ciencia ficción, vive Irix Accardi. Irix es una joven de 23 años aburrida de su monótona vida, fantaseando sobre una vida más interesante y llena de peligros.
La vida y el destino cruzan a Miguel O'Hara...
¡Buenas, dulzuras! Espero se encuentren muuuuy bien ✨ Hoy les traigo su cap de la semana.~ espero disfruten muchísimo.
También quería enseñarles unas imágenes que me envió una seguidora 💜 unas hermosas imágenes de Irix:
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Es muy parecida, realmente parece como su versión adolescente jiji. Muchas gracias ✨
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A pesar de la destrucción de la ciudad de New York, por fin reinaba la paz al ya no haber una amenaza. Había muchos edificios destruidos, hogares y trabajos destruidos totalmente por seguir una meta tan loca como ser un gran villano. La ambición puede llegar a ser un alma de doble filo.
La Sociedad Arácnida brindó todo su apoyo, ayudando a las autoridades con los civiles. Las pérdidas humanas no fueron muchas a como se pensaban, gracias a que actuaron rápido.
Muchos spiders dedicados a la medicina y rescate estaban atendiendo a los heridos y a los que estaban aún en estado de shock, esta ciudad no estaba acostumbrada a villanos que hicieran daños de tal magnitud.
A unos metros estaban Irix y Miguel, sentados en una camilla; ella atendía con cuidado las heridas de él. Aunque su traje no había recibido daños gracias al material del que estaba hecho, debajo de él estaba bastante mal herido.
Irix pasaba con cuidado el algodón llenó de alcohol para desinfectar, haciéndolo gruñir cada que sentía como sus heridas ardían debajo de las manos de su amada. Eran varias heridas, no tan profundas, que dejaba a la vista desactivando puntos determinados de su traje.
- Ya, no seas chillón. – Irix soltó una risita, dejando el algodón a un lado para proceder a vendar sus heridas.
- Me duele, mujer... - Suspiró, colocándose derecho y acercándole el brazo que estaba vendando. - ¿Tus heridas?
- Solo algunos rasguños, nada de qué preocuparse. Supe moverme entre los escombros. – Terminó de vendar su hombro, dejando luego un beso sobre la venda.
