Capítulo 24 | Que bueno verte

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Penúltimo capítulo

La lluvia caía de manera torrencial en el universo 928, había frio gracias al invierno inminente y el paisaje gris daban un terrible paisaje melancólico al hombre que estaba de luto. Miguel veía las pequeñas gotas deslizarse por su ventanal, perdiéndose entre estas para no pensar demasiado en la mujer que tanto adoraba.

No estaba en su mejor estado, claro estaba, se veía peor a cuando no había conocido a Irix. Su estrés había aumentado, tenía comportamientos erráticos y no podía concentrarse; tanto así que tuvo que darse un tiempo y pasarle el mando a Jessica Drew hasta que se sintiera en condiciones de volver.

No sabía cuánto pasaría para eso...

Miguel soltó un suspiro cansado, dándose la vuelta para mirar al techo blanco que parecía darle un poco de calma. Se rascó la mandíbula, sus dedos siendo raspados por la creciente barba la cual no había cortado por sentirse indispuesto.

Habían pasado seis meses desde la última vez que vio a su mujer, seis meses dolorosos en el que apenas podía calmarse. Lo peor fue cuando llegó el día de su cumpleaños, porque Irix había hablado tan animadamente de querer pasarlo con él, hacerle su pastel y celebrarlo en su casa.

Lo único que logró hacer en esas fechas fue soplar una vela de un pequeño pastel que Gabriel compró, incapaz de pasar por alto el cumpleaños de su hermano mayor. Utilizó el deseo infantil de la vela para pedir con todo su corazón que Irix volviera.

El chillido de su puerta hizo que perezosamente mirara hacia un lado, viendo como Gabriel se acercaba y se sentaba con cuidado en la cama.

- No has comido nada en dos días, deberías bajar a desayunar. – Gabriel estaba triste, también estaba viviendo un luto pero el comportamiento de su hermano lo llevó a ser el adulto responsable. – Ve, perderás esos músculos por lo que tanto has trabajado. – Trató de hacerlo reír, pero Miguel permanecía estoico.

- No tengo hambre, Gabriel... - Apreciaba los cuidados de su hermano, pero realmente no se sentía para nada bien. – Vomitaré si como, tengo el estómago revuelto.

- Y vacío. – Puso los ojos en blanco. – Irix me enseñó una receta de crema de calabaza, me quedo casi igual a como ella la hacía...tal vez te de algo de consuelo.

- Eso no me hará sentir mejor... - Murmuró.

- Lo siento, solo trato de ayudar...

Gabriel apartó la mirada para ahora solo mirar un punto fijo. Tal vez no había sido la mejor idea mencionarle a Irix. Miguel soltó un suspiro, también con la mirada perdida; se había creado un poco de tensión.

Miguel se levantó de un salto, estirando sus músculos que se sentían algo dormidos, eso le daba más pereza de hacer sus tareas cotidianas. Pero una pequeña chispa despertó en su interior, dándole un mínimo ánimo que no había tenido en medio año.

- Lo sé, y gracias por querer ayudarme. – Miguel le sonrió levemente. – Vamos a comer, siempre me han gustado las cremas.

La sonrisa de Gabriel se hizo presente cuando notó el pequeño cambio en la actitud de su hermano; también se levantó de un salto y bajó junto a él, hacia el comedor donde ya todo estaba servido.

Apenas Miguel vio toda la comida se le revolvió el estómago, pero debía comer sino enfermaría y eso era lo último que quería, no quiera ser la carga de su hermanito menor.

Tomó la cuchara y comenzó a revolver la sopa, haciendo que la mantequilla y los cuadritos de queso se integraran; justo así lo hacia Irix, no sabían que lo rico que era integrarle mantequilla y queso a la crema de calabaza.

ONLY ONE | MIGUEL O'HARADonde viven las historias. Descúbrelo ahora