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Capítulo 3 - Planes de huida y ancianos locos
-¿Atrapadas? -preguntó casi sin voz.
-Efectivamente -contestó la otra chica.- Pero no te preocupes, pronto saldremos de aquí.
Mel la miró interrogativamente.
-Yo me ocupo de todo -continuó explicando la chica- Pero primero debo tener toda la información posible. Así que ayudaría bastante que me dijeras que hacías con esos vampiros y el niño.
-¿Vampiros? -fue lo único que pudo decir Mel.
-Es humana, es una ignorante. Tendrás que explicárselo desde el principio, Guardiana-dijo una voz ronca estirando las palabras desde la esquina opuesta.
Mel se giró rápidamente. No se había percatado de que hubiera nadie más. Pero por mucho que forzara la vista, solo llegaba a entrever a una figura sentada. Esa esquina era la menos iluminada.
-No te asustes -intentó tranquilizarla rápidamente la otra chica- es un viejo huraño. También está aquí preso. Y por si te interesa, es la primera vez que habla. Por lo demás nos mira sonriendo irónicamente.
Se quedó en silencio. Mel no contestó.
Estaba procesando toda esa información. Todavía estaba aturdida por los dos golpes recibidos, pero una palabra resonaba en su cabeza: VAMPIRO.
El dolor que sentía ya le había hecho descartar la teoría de que lo que estaba viviendo era una pesadilla.
La otra opción era que todo fuera un montaje. Pero no podía ser, porque si era así habían ido todos demasiado lejos. Y la chica que estaba a su lado parecía que iba en serio.
-Por cierto, me llamo Hena -la otra chica se presentó alargando la mano.
-Yo...yo... Mel -dijo sorpendida, estrechándole la mano. La garganta le ardía, y cada palabra que pronunciaba eran punzadas de dolor.
-Entonces, ¿el anciano tiene razón? ¿Eres humana? -preguntó después de unos segundos de silencio.
-S...sí -tartamudeó como respuesta. ¿Qué pensaba Hena que era? Porque lo de los vampiros todavía no estaba segura de haberlo entendido bien.
Hena suspiró, cansada.
-¿Y qué hacías con esos vampiros? ¿Y el niño? -preguntó desconcertada.
-No conozco al niño -empezó a contar Mel. No le quedaba otra opción, así que se aclaró la garganta y continuó.
Una vez le hubo explicado lo que había pasado las dos se quedaron en silencio.
Mel estaba cansada. Tenía ganas de hacerle muchísimas preguntas, pero estaba cansada y además no sabía si quería oír las respuestas.
Así que decidió dejarlo para más tarde. Lo primero era intentar salir de aquella habitación. Se acercó a la única puerta de madera y empujó con todas sus fuerzas. No tenía picaporte.
-No te canses. Yo ya lo he intentado muchas veces. Debe estar atrancada por el otro lado, y por lo que parece, debe tener bastantes centímetros de grosor -le explicó Hena que la había seguido y estaba a su lado.
-¿Y entonces qué? -Mel dejó de empujar la puerta al ver que, como decía Hena, no podía abrirla. Empezó a notar como le subía toda la rabia y la deseperación- Me dices que estoy atrapada. No te conozco de nada y no sé si me puedo fiar de ti. Hace un rato he visto una pelea increíble, tú me dices que existen los vampiros. ¡Ahí hay un niño gravemente herido! -señaló en dirección al pequeño bulto inconscinte que respiraba con dificultad- ¡No entiendo nada! Y solo sé que debo intentar salir de aquí enseguida. ¡Que estoy en peligro!
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El giro de la profecía, ¿amor o traición?
VampireDesde pequeña Hena ha sido entrenada para defenderse y, sobre todo, para odiar a esos seres que habitan en la oscuridad. Ella forma parte de una profecía milenaria incompleta, de la cual no sabe nada. ni siquiera su existencia. El día que conoce a...