Capítulo 21 - Adaptación

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Capítulo 21 - Adaptación

Por parte de Mel

Ya eran cuatro, cuatro días.

La noche de su llegada (habían sido varias horas de trayecto en inflexible silencio) fue la última vez que vio a Adam. Y se alegraba de ello. Tres días sin verle y estando en una situación "estable" y con libertad, para nada toda la que ella querría, habían sido como una bocanada de aire fresco.

Nada más aparcar en uno de los laterales al aire libre de la fortaleza, al lado de otros muchos coches todoterreno oscuros, Nydia había salido de la oscuridad reinante y les había saludado. Detrás de ella iba Noah, que tenía un aspecto muy amenazador en las sombras. 

-Me alegro de volver a verte -le dijo Nydia a Mel afectuosamente, aunque con semblante serio. Miró a Adam, que también acababa de salir del automóvil, y sacudió la cabeza.- Debes ir, necesitan refuerzos.

No añadió nada más, simplemente se miraron fijamente. Mientras tanto Noah se acercó para saludarla.

-¡Qué bien que vuelvas a estar por aquí! -sonrió ampliamente y la abrazó. Primero ella se sintió sorprendida, no esperaba un gesto tan afectuoso. Pero en seguida le devolvió el abrazo. Él siempre la trataba amablemente, con respeto (todo lo contrario que Adam), y estando allí agradecía esa calurosa bienvenida.

Él emanaba mucho calor, parecía una estufa andante. Pero no parecía tener fiebre, y como se separaron al poco, Mel no tuvo ocasión de comprobar ese fugaz pensamiento.

Ella le dirigió una sonrisa, pero se dio cuenta de que Noah miraba a Adam. Él les estaba observando tenso, con los puños cerrados y apretados. Parecía como si el gesto amable de Noah le hubiera molestado. Mel esperaba que así fuera, le gustó poder fastidiarle, aunque solo fuera un poco. Tenía ganas de molestarle.

Adam le echó un último vistazo a Mel y salió corriendo hacia aquellos árboles que señalaban el principio del bosque espeso.

-Me temo que debemos irnos, nos necesitan -se despidió Noah con un gesto de la mano, y también echó a correr en la misma dirección.

A Mel no le interesaba por qué se habían ido, ni si tenían problemas, lo que le entusiasmaba era liberarse de Adam, aunque solo fueran unos segundos. Poco después comprobó que no iba a volver, su satisfacción momentánea se tornó en alegría.

-Deberíamos entrar -Mel volvió a centrar su atención en Nydia.- Aprovecharé para enseñarte el comedor, la cocina y tu habitación.

Entraron por una puerta no muy grande, en frente de ese parking-para-hombres-lobo, y anduvieron por unos pasillos bien iluminados.

Llegaron ante unas puertas dobles que daban a una gran sala con amplias ventanas y muchas mesas rodeadas de sillas. Al fondo le pareció ver los típicos muebles de los bufés, donde uno podía escoger todo tipo de comida. En aquel momento estaba todo vacío, ni siquiera las luces estaban encendidas. 

-Esto es el comedor, aquí bajarás cuando tengas hambre -le explicó Nydia.

-¿Ya no voy a estar recluida en aquella habitación?

-No, ya no.

A Mel le dieron ganas de saltar de alegría, al menos no iba a pasar todo el tiempo encerrada y aislada.

Nydia continuó con su visita guiada y le mostró las cocinas (también desiertas a esas horas), y las principales habitaciones de aquella fortaleza.

El giro de la profecía, ¿amor o traición?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora