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Capítulo 29 - Asesinato (parte 2)
Durmió hasta bien entrada la tarde.
Cuando por fin despertó se sintió descansada y con hambre. En la mesa de la habitación había una bandeja con comida, probablemente la había traído Adam mientras ella dormía.
No le inquietó que él hubiera estado en la misma habitación que ella, a pocos metros, sin enterarse ella de nada, vulnerable. Poco a poco iba sabiendo más de él y su opinión había cambiado mucho. A pesar de lo que había creído al principio (que él era un maníaco y un perturbado), en aquel momento lo veía de forma diferente.
Después de saciar su apetito se cambió de ropa (continuaba llevando el sugerente pijama de la mañana) y bajó a los jardines. Era un poco tarde, pero esperaba ver si Eddi se encontraba por allí.
Efectivamente, pocos minutos después lo vio sentado en un banco.
-¿Cómo te encuentras? -se sentó a su lado y le saludó con una sonrisa.
-Bien, me he recuperado rapidísimo gracias a ti -lo agradecía sinceramente, mirándola a los ojos. Para Mel supuso mucho aquella declaración. No esperaba su agradecimiento y menos una actitud tan agradable. Creía que volvería a encerrarse en sí mismo, a su rudeza y aspereza. Para su sorpresa, no fue así.- ¿Quieres pasear?
-Claro, ¿por qué no? -no pensaba que estuviera tan recuperado como para pasear, pero si él lo decía era porque estaba seguro. Era una característica de Eddi, aparte de no mentir y de llegar a ser a veces un poco maleducado, era muy maduro y serio, jamás bromearía con su salud.
Comenzaron a caminar por una de las rutas más sencillas (llana, amplia y corta). Estuvieron en silencio unos minutos, disfrutando de la paz que allí se respiraba. A Mel le encantaba esa conexión que tenían los dos, ser capaces de mantenerse en ese silencio agradable y distendido, con una confianza como si se conocieran desde hacía mucho tiempo.
-¿Por qué has querido volver a ayudarme hoy? ¿Por qué tanta prisa? -preguntó Eddi rompiendo finalmente el silencio.
Mel sabía que se lo preguntaría, a él no se le escapaba nada, por pequeño e insignificante que fuera. Decidió ser sincera.
-La verdad, no solo porque quisiera asegurarme de que estuvieras protegido desde el primer momento en que fuera posible -respiró hondo.- Sino porque no quería quedarme atada.
-¿Atada a qué?
-A ti. Cuando algo o alguien es importante para mí, es una responsabilidad. Si no estuviera segura de que estás bien, ¿cómo podría llegar a irme sin sentir remordimientos de conciencia?
-¿Vas a irte? -preguntó Eddi confuso.
-Si -respondió con firmeza y sin asomo de duda.- Estoy aquí en contra de mi voluntad, secuestrada y sin libertad. No puedo huir porque hice un pacto, pero cuando surja la menor oportunidad de irme... la aprovecharé.
Eddi se mantuvo un par de minutos en silencio, reflexionando.
-Entiendo que no te guste estar en un lugar que te han impuesto, pero... ¿tan mal estás aquí? ¿estás en contra de tu voluntad conmigo?
Mel se quedó sorprendida por aquellas preguntas.
-Bueno... no se trata de si estoy bien o mal -la verdad era que la estaban tratando muy bien.- Sino de que soy una persona, no un objeto. Y tengo derecho a elegir lo que quiero, como por ejemplo dónde quiero estar. ¿Comprendes? -Eddi asintió.- Y en cuanto a ti... ¡claro que no estoy en contra de mi voluntad contigo! Entre las pocas cosas sobre las que todavía tengo algún "poder" es elegir con quién hablo o no. Estoy contigo porque me caes bien y me gusta tu compañía.
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El giro de la profecía, ¿amor o traición?
VampireDesde pequeña Hena ha sido entrenada para defenderse y, sobre todo, para odiar a esos seres que habitan en la oscuridad. Ella forma parte de una profecía milenaria incompleta, de la cual no sabe nada. ni siquiera su existencia. El día que conoce a...