Veintidós

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El alivio me inunda cuando oigo la voz—. ¿Qué cojones está pasando aquí?

Es el señor Tomlinson al rescate y ni siquiera puedo empezar a entender cómo se enteró de que estaba aquí. Pero no me importa porque me alegro de que me salve.

Los chicos y Lydia guardan silencio y se quedan paralizados, sin saber qué hacer.

Gimo a través de la mordaza y escondo mi cara de humillación, sabiendo que todos en la habitación pueden ver mi trasero expuesto.

¿Por qué yo?

—Me lo esperaba de Lydia, pero ¿los demás? ¡Cómo se atreven a azotar así a esta pobre chica! Aléjense de ella en este instante. —El señor Tomlinson abuchea furiosamente y los chicos se alejan de mí, dejando caer la regla a mi lado.

Intento ponerme en pie y entonces siento sus manos ayudándome. Me arregla el vestido y me da la vuelta, quitándome la mordaza de la boca. Evito su mirada, simplemente porque me siento muy avergonzada ahora, pero me levanta la barbilla y mis ojos se encuentran con los suyos. Su mirada es suave.

—No pasa nada. —Me susurra.

Asiento con la cabeza y miro hacia otro lado.

—Ahora Lydia. —El señor Tomlinson se vuelve para mirarla con el ceño fruncido y ella se mueve nerviosa de un lado a otro. Los cuatro chicos se esconden detrás de ella como los cobardes que son—. Explícame qué está pasando aquí.

Lydia juguetea con los dedos y le parpadea—. Bueno, Violet intentaba a propósito avergonzarme delante de... mi amor. Y en realidad tuvo éxito y ahora no tengo ninguna oportunidad con él. Ahora le doy asco. ¡Todo por su culpa! Estaba tan alterada que no pensé. —Ella se enjuga los ojos patéticamente con un pañuelo mientras continúa lamentándose—. Mi ira era tan fuerte que encontré a estos buenos tipos aquí. Hemos sido amigos por un tiempo y yo sabía acerca de sus fantasías secretas de azotar a una chica y...

—¡Lydia! —gimotea Barry, cubriendo su rostro con vergüenza—. No puedo creer que hayas dicho eso en voz alta.

—Como sea, —Lydia lo evade con indiferencia—. Así que los traje aquí para planear como la traeríamos aquí cuando apareció por el pasillo sola y Barry la metió aquí.

Se detiene y mira expectante al señor Tomlinson. No puedo evitar notar que esta batiendo sus pestañas más de lo normal. Y ella sigue mirando su cuerpo y relamiéndose sus labios.

Será mejor que ella no piense lo que se supone que está pensando.

El señor Tomlinson me deja y se dirige directamente hacia ella, haciéndola temblar un poco, pero casi parece excitada, lo que me parece bastante extraño.

—Sé que me he portado mal. ¿Va a darme unos azotes, señor? —pregunta.

Él suspira— Lydia, vas a ser severamente disciplinada. Le diré a la señorita Whickam lo que has hecho y no te sorprendas si mañana te da unos azotes en público. En cuanto a ustedes chicos. Su director no va a estar contento cuando le cuente sus acciones. Dejaré que se encargue él mismo. Ahora salgan todos y no quiero volver a verlos tratando a la señorita Violet con tal falta de respeto nunca más, ¿está claro?

—¡Sí, señor! —Todos chillan y salen corriendo de la habitación.

No puedo creer lo que acaba de pasar.

—Violet, ¿estás bien? —Se enfrenta a mí y me mira las manos, que siguen atadas detrás de mí.

Se acerca a mí, me da la vuelta y siento sus hábiles dedos deshaciendo el nudo que los chicos habían hecho y me gira hacia él.

Predicaments of a Schoolgirl | españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora