Cuatro

453 19 2
                                    

Cuando todas las chicas salieron de la clase, el señor Tomlinson hace un gesto para que me acerque a él. Dudosa, camino por la fila en medio de los escritorios de los estudiantes y estoy cerca de él, cabizbaja.

—Tu cabello luce encantador hoy, Violet. —me dice.

Bueno, no iba a repetir los eventos de ayer después de tener un mal día de cabello.

—Estoy contento de que hayas aprendido la lección de ayer cuando te azoté. Pero, aquí estás de nuevo, con otra lección para aprender. ¿Por qué eres tan desobediente? —pregunta tranquilamente y se levanta de su escritorio hacia mí.

Mientras el espacio entre mi profesor y yo disminuye, me atrapan de improviso con la colonia que usa. Es tan refrescante que la inhalo discretamente. Huele tan bien.

—No trato de ser desobediente. Personalmente creo que las reglas aquí son demasiado estrictas y los castigos muy severos. —Soy honesta, pero parece que no le gusta mi respuesta.

—¿Estás cuestionando nuestros métodos de disciplina? —Su voz es baja y de pronto siento que estoy siendo acorralada.

—N-no... solo creo que podrían mejorar. Después de todo es el siglo veintiuno. —digo temblorosa y doy un paso nervioso alejándome de él.

Es tan cercano a mi edad que parece tan incorrecto que se dé el trabajo de castigarme. Con la señorita Whickam, era más entendible porque ella tiene cuarenta o algo así. Pero el señor Tomlinson tiene veinticuatro. Podría ser mi amigo o incluso mi novio, pero no. El tiene que ser quien me azote.

—¿En verdad no sabes la respuesta? —pregunta de repente.

—¿Qué?

—La pregunta que te hice sobre las relaciones sexuales durante la clase. —Aclara.

Oh.

—No, sé la respuesta. Es solo, que me pidió que lo explicara en frente de todo el mundo. Y en frente de usted. —Me encojo de hombros mientras mis ojos miran todo menos a él—. Así que... me puse nerviosa y no pude pensar.

—¿Ahora podrías decirme la respuesta? —Ladea su cabeza y no sé si está tratando de avergonzarme a propósito o si de verdad está tratando de darme otra oportunidad para la redención.

—U-uhm... —divago nerviosamente.

—Si de verdad no lo sabes, estaré alegre en ayudarte a entender. —Me dice y junta sus manos en frente de él.

Le doy una mirada y lo veo mirándome atentamente, con malicia en sus ojos. Está tratando de hacerme sentir incómoda.

—No hay necesidad. Soy perfectamente consciente de cómo funciona. —digo y cruzo mis brazos por encima de mi pecho porque juro que lo atrapé bajando la mirada.

Ríe levemente y señala la puerta—. Bueno entonces, si no me vas a dar la explicación que estoy buscando, puedes dirigirte a mi oficina.

Debato internamente las opciones que me dio. Podría contarle los dolorosos detalles sobre como funciona el sexo, o sobrevivir otros azotes. No sé si podré vivir con la incomodidad que ciertamente se incrementaría en mí al explicarle la cuestión del sexo a él. Y el dolor de los azotes desaparece después de un rato... también es algo completamente humillante. De todas formas, sobreviví ayer, así que puedo hacerlo de nuevo.

Él toma mi silencio como una respuesta y habla—. Ahora, quiero que vayas directo a mi oficina y te agaches en mi escritorio. Estaré ahí en un minuto. Estarás en más problemas si descubro que no estas agachada. —me dice y camina alrededor de su escritorio, y se sienta, buscando en un cajón.

Predicaments of a Schoolgirl | españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora