Estoy tumbada encima del escritorio por casi veinte minutos con mi trasero desnudo al aire y espero que el señor Tomlinson le haya colocado el seguro a la puerta. Sería humillante si alguien entraba. Soy tentada a subir mis bragas y arreglar mi falda, pero no quiero enfurecerlo. Mi trasero ya está palpitando de dolor y no necesito más castigos.
Cuando finalmente regresa, cierra y le coloca el seguro a la puerta, y después se voltea para sentarse en su escritorio así ahora lo encaro.
—Tal vez deberías pararte ahora. —dice y se inclina en su silla.
Frunzo el ceño hacia él y me pongo de pie mientras mi falda cae para cubrirme. Me agacho para recoger mis bragas, pero me detiene.
—Espera. No terminé contigo. Quiero que vayas a pararte a esa esquina, mirando a la pared. —Señala la esquina y me quedo muda una vez más.
—Pero la señorita Whickam nunca me hizo hacer eso señor –digo... papi. —musito rápidamente y no hago lo que dice.
—Violet, cariño. Tengo temor de que no me obedezcas. Si no lo haces, seré forzado a darte azotes en público y sabes que eso no es una acción ocurrente. Y debido a que la señorita Whickam está tan frustrada contigo, no dudes que ella invitará a la escuela de chicos para que sean testigos de tu humillación. —Lucía extremadamente serio, como siempre.
Suspirando profundamente con las mejillas ruborizadas, doy un paso hacia la esquina y la encaro, dejando mis bragas en el piso cerca de su escritorio. No me dejó subirlas.
—Sube tu falda. —Me instruye en señor Tomlinson.
Me volteo para ver si está bromeando, pero solo me observa expectante, sin un rastro de diversión en su rostro.
—¿Debería? —suplico delicadamente.
—Es parte de la humillación. La señorita Whickam lo exige. —responde, mirando hacia la puerta.
Lentamente subo mi falda y sujeto los bordes con mis manos, apoyando mi frente contra la esquina. Este hombre me hace parar ahí semi desnuda como una niña. Estoy muy mortificada. Si es por esto por lo que tendré que pasar cada vez que rompa una regla, quizá tenga que reevaluar mi vida.
Él no dice nada más y simplemente me deja parada ahí por casi diez minutos antes de que me dé la orden de que acomode mi falda. Arreglo mi uniforme mientras el camina alrededor de su escritorio.
—No olvides esto. —habla, arrodillándose para recoger mis bragas.
—Oh, no tiene que- —Es muy tarde. Ya las agarró y se estira hacia mí para pasármelas, así que se las quito con rapidez y las meto en el bolsillo de mi falda, porque de ninguna maera me las pondría en frente de él.
Señala hacia la puerta—. Ahora debes irte. No serás castigada por perder tu primera clase porque fui yo quien te detuvo. Pero pasarás la noche poniéndote al corriente. Cuando te llame mañana en biología, espero que sepas la respuesta ¿está claro?
—Sí señor. —digo, pero después me corrijo rápidamente—. Digo... papi.
—Una cosa más, cuando las demás personas estén cerca, puedes llamarme señor. Cuando estemos a solas, llámame papi ¿entendido?
—Pero eso... es como una cosa muy extraña. —gimoteo.
—No es extraño. Solo hazlo. —insiste.
—¿Por qué? —lo cuestiono.
—Bueno porque me gusta de la manera que suena cuando lo dices. Pero también porque te avergüenza. Y es mi trabajo asegurarme de que seas castigada apropiadamente. —Se encoge de hombros mientras explica.
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Predicaments of a Schoolgirl | español
FanfictionUna futura duquesa se encuentra agachada sobre el escritorio de su maestro con demasiada frecuencia después de que rompe repetidamente las reglas estrictas del internado. Su poderosa madre la envió aquí para que ella no pueda escaparse aunque lo des...