Siete

327 14 3
                                    

Durante la siguiente semana, soy un ángel perfecto. Evito al señor Tomlinson a toda costa. Cuando sé que tengo que cruzarme con él en el pasillo, me escondo en un aula hasta que pase.

Después de ese extraño encuentro que tuvimos en la sala de estar cuando me tocó ahí abajo, siento la necesidad de ocultarme de él. Me intimida tanto y me siento como una chica traviesa cerca de él.

Es fácil para mí también evitar a las demás chicas, porque de cualquier modo la mitad de ellas son insanamente fastidiosas. Lydia no es mi amiga más cercana en la escuela, pero ella es mi compañera de habitación así que en realidad no puedo evitarla, a pesar de que piense que tengo un fetiche con los azotes y que no lo diré. Es como qué rayos.

¿Y el señor Tomlinson?

Bueno, claro, es innegablemente el hombre más atractivo en el que puse mis ojos, sin mencionar que es el más encantador. Pero tiene que ser el que me castigue. Si él no fuera un pervertido y no nos azotara, tendría que decir que saldría con él en un parpadeo.

Estoy aquí refugiándome bajo el gigante árbol de cerezas en el patio trasero, soñando despierta en lo que sería estar en una relación con él, cuando me trata como una niña. Me azota por amor al cielo. Ni siquiera le intereso.

Balanceo mi peso en la rama gruesa en la que me siento y levanto mi falda porque puedo cuando no hay nadie cerca. Me siento como una rebelde, a pesar de que solo estoy tratando de ser una adolescente normal. Las reglas son demasiado estrictas para ser saludables. La mayoría de estas chicas probablemente se alocarían después de la graduación.

Trepar árboles claro que está en contra de las reglas. Así que tengo que ser silenciosa. Tengo un bloc de papel bond en mi regazo y un lápiz motoso que debería reemplazar pronto. Estoy tan alto en el árbol que no escucho que alguien camina debajo de mí.

Sujeto un trozo de corteza del árbol distraídamente, dejando que caiga por las yemas de mis dedos y revolotee hasta llegar a la tierra. Mi mente está concentrada en la escena ante mí mientras planeo como voy a dibujar la hermosa vista de los picos de las montañas lejanas con el brillante lago en el suelo y las ramas de los árboles de cerezas enmarcando todo.

—Violet. —Escucho una voz a lo lejos que me llama y me sobresalto con pánico.

Bajando la mirada cautelosamente, veo al señor Tomlinson observándome con una ceja arqueada, con una mano apoyada en el tronco del árbol. Tiene un poco de corteza en su cabello.

—¿Por qué insistes en romper las reglas? —me pregunta.

Para ser sincera, no es que me agrade ser azotada, es lo que quiero decirle. Pero en vez digo—, por favor no le diga a nadie.

¿Por qué dije eso? Claro que lo contará. Y él será quien me castigue por ello. No me dejará sin un castigo. Ciertamente no.

—Violet, baja aquí ahora y por favor no te rompas el cuello. —Me ordena y siento que mi pecho se aprieta y mi corazón empieza a latir rápido por la ansiedad.

Empiezo a obedecer en silencio. Pero está en mi naturaleza ser rebelde, y de pronto me detengo.

—Vamos, no tengo todo el día. A mi oficina. Ahora. —dice impacientemente—. Estoy sorprendido de que hayas estado tanto tiempo sin romper ninguna regla. Debe ser un record para ti.

—No quiero bajar todavía. —suelto. No es como si él pudiera trepar aquí. Honestamente no tengo idea de lo que estoy pensando, pero en realidad quiero quedarme y dibujar.

—No me hagas decirlo de nuevo. —Me advierte sombríamente y puedo escuchar el peligro en su tono.

—Solo algunos minutos más. Tengo que dibujar este paisaje antes que el sol se ponga. —Estúpida, lo sé. Soy una idiota. Pero ahora todas sabemos eso.

Predicaments of a Schoolgirl | españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora