Doce

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Paso una hora recolectando cada insecto horripilante que puedo encontrar en los jardines y los guardo en un frasco que tomé prestado de la cocina. No tengo miedo de los insectos, pero tampoco los adoro, así que algunas veces es complicado juntar el coraje que necesito para capturar una araña con patas largas o un escarabajo gigante.

Al final estoy satisfecha e inspecciono mis descubrimientos mientras trato de regresar al interior antes de que las demás bajen a desayunar. Hay bastantes mariquitas, escarabajos, cochinillas, arañas y algunas cosas de las que no sé su nombre. Sé que las arañas serán los peor para Lydia. Ella detesta estas cosas y lo sé. Siempre me hace matar a las arañas que encontramos en nuestra habitación.

Desde que ella insiste que me gustan los azotes y ella sigue incitándome como la pequeña perra que es, voy a mostrarle lo agradecida que estoy de que ella lo hiciera.

Llegando a mi dormitorio, me escabullo al interior y oculto el frasco debajo de mi cama, así puedo cumplir con mi maléfica misión cuando ella se vaya. Ella sale del baño y me ve luciendo bastante complacida conmigo.

—¿Qué haces levantada antes que yo? Nunca despiertas tan temprano. ¿Te sientes bien? —Trata de tocar mi frente con burla, pero aparto su mano.

—No, es solo que no podía seguir respirando el mismo aire que tú así que me fui. —le digo con descaro—. Incluso cuando hablamos estas usando el precioso oxígeno, así que es mejor que me vaya a desayunar. Adiós.

Me despido de ella y salgo por la puerta antes de que ella pueda pensar en una respuesta penosa. Estoy tan complacida con mi plan que estoy sumida en mi pensamiento mientras bajo las escaleras y me encamino al comedor. Estoy soñando y no veo la silueta mientras giro en la esquina, resultando en mí chocando con alguien. Trato de mantener mi balance, pero en vez de eso tropiezo hacia atrás y caigo de espaldas, mi falda se levanta mientras lo hago.

Acomodo mi falda mientras veo los ojos azules del señor Tomlinson llenos de diversión.

—Veo que tu torpeza nunca cambiará Violet. —dice con una sonrisa mientras se inclina para ayudarme a levantarme. Me sonrojo y sujeto su mano porque es lo más cortes que puedo hacer. Pero en realidad estoy nerviosa y difícilmente puedo mirarlo a los ojos después de todo-los azotes, las caricias sensuales, los besos húmedos en el cuello, los azotes...

—Disculpe señor. No lo vi. —Vacilo mientras extrañamente me pongo de pie, acomodando mi falta y blusa.

En lugar de soltar mi mano, me acerca a él y desliza su otra mano alrededor de mi cintura. Trago saliva y quiero saber que está tratando de lograr haciendo estas cosas conmigo.

Sus ojos se sitúan en mi boca y sus blancos dientes muerden su labio inferior—. ¿Ahora puedes verme? —dice con suavidad.

—Eh... —me quedo muda. ¿Cómo se supone que hable con él? Un minuto él me tiene tumbada sobre su escritorio azotándome como un castigador y al siguiente parece que quiere besarme—. Por favor suélteme.

—Mmm. ¿Por qué? —pregunta.

—Porque no quiero que me toque, es por eso. —respondo brevemente.

Me aparto de él cuando escucho risas proviniendo de las escaleras y él se aleja, luciendo decepcionado por la interrupción. Asiente con la cabeza hacia el comedor como si quisiera que camine con él. Accedo, solo porque no quiero irritarlo y después camino junto a él hacia la puerta abierta.

Me siento entre Aurora y Gwen mientras el señor Tomlinson va a sentarse en su mesa usual con las otras maestras que están aquí. Todas son ancianas comparadas con él. Eso es básicamente porque tienen más de cincuenta y el veinticuatro. Ellas tienen arrugas y cabello grisáceo, mientras él tiene una piel exquisitamente perfecta y cabello tan sedoso que a veces imagino que enredo mis dedos en el. Pero ese pensamiento es irracional y lo sé. Él no está de nuestro lado.

El desayuno es aburrido y después corro a mi primera clase donde tengo que dar una prueba que será sencilla.

En bilogía, el señor Tomlinson me hace un montón de preguntas, las cuales contesto correctamente en su totalidad. Sí, pasé una gran parte de tiempo estudiando para esta clase así que no me meteré más en problemas. Puedo decir que está complacido que me esforcé en aprender las lecciones, pero hay algo más oculto en su sonrisa que solo puedo creer que es... decepción.

Él quiere azotarme.

Y esa revelación me hace estremecerme en mi asiento... y no por lo adolorido que todavía está mi trasero.

Después de que mis clases terminan, voy directamente a mi habitación. Lydia tiene una clase más que yo los miércoles así que tengo la habitación para mí. Saco el frasco de su escondite y camino furtivamente hacia el armario de Lydia. Me siento como un ninja.

Desacomodando la tapa, abro un cajón y coloco algunos de los insectos ahí, cerrándolo rápidamente así no escaparan antes del momento correcto. Hago esto con todos los cajones y solo algunos insectos escapan los cuales capturo de nuevo sigilosamente. Con los insectos recapturados, de pronto se me ocurre otra idea.

Me escurro hacia su cama y jalo las sábanas con una sonrisa malévola en mi rostro. Le mostraré.

Echo el resto de ellos en el colchón y con cuidado hago su cama de nuevo, sin dejar arrugas, tal como a ella le gusta. Parada ahí triunfante con un frasco vacío en mis manos, asiento con satisfacción y salgo de la habitación con prisa. Con certeza ella no puede encontrarme aquí cuando descubra mi regalo de amor.

Aunque es probable que algunos de los insectos escapen y tenga que lidiar con ellos, vale la pena el riesgo. Regreso el frasco a la cocina y paseo por el jardín directamente bajo mi ventana, esperando por los gritos.

© BlankSpacesOfTime

Finalmente Violet le dará una probada de su propia medicina a Lydia. Espero que no la descubran.

¡GRACIAS POR LAS LEÍDAS, VOTOS Y COMENTARIOS! :D

Pd: Lydia no sospecha nada.

Predicaments of a Schoolgirl | españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora