Capítulo 22

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MARATON 2/3

Un hora más tarde, Destiny no firmó ninguna
documentación de traslado, y la
muchedumbre empezó a deshacerse. Los
agentes encargados tomaron la última
declaración y se montaron en su coche.
Los ojos de Destiny estaban impregnados de
dolor y fatiga. James sabía que ella no
fue totalmente sincera sobre la gravedad
de sus lesiones y planeaba remediar la
situación inmediatamente.
Lanzó las llaves a Logan.
—Tú conduces.
Se agachó y levantó a Destiny en sus brazos
y la recostó suavemente contra su pecho.
Ella no protestó, sólo exhaló un fatigado
suspiro, mientras apoyaba la cabeza
contra su hombro. El caminó hacía el
Land Rover y se acomodó con ella en el
asiento trasero.
Carlos se giró en el asiento delantero, sus
ojos brillantes con preocupación.
—¿Estás bien Destiny?
Se removió entre los brazos de James y
extendió su mano para tocar el brazo de
Carlos.
—Estoy bien. Te lo prometo. Ahora que
ya ha pasado todo, me encuentro sólo un
poco temblorosa.
Aunque quiso tranquilizar a Carlos,
James pudo sentir la tensión en su
cuerpo, ver el dolor en sus ojos. Sabía que
Carlos también podía verlo.
En el hotel, James llevó a Destiny hacia su
suite y la depositó sobre la cama. Quería
ver sus heridas, asegurarse que se
encontraba bien de verdad.
Logan y Carlos se acercaron, mientras
que James le quitó lentamente sus
vaqueros hechos jirones. Sus manos
temblaban con ira, al ver el enorme
moratón que ya se estaba formando
sobre su cadera y su muslo. La sangre de
un corte de tres pulgadas manchaba su
pálida piel.
Destiny se quedó quieta sobre la cama, sus
ojos cerrados, mientras que James
evaluó sus heridas. Odiaba molestarla,
pero necesitaba saber si estaba herida en
alguna otra parte.
—Cariño —dijo suavemente.
Ella abrió los ojos, sus pestañas
aletearon delicadamente contra su suave
piel. Se le veía tan desmesuradamente
vulnerable.
—¿Estás herida en alguna otra parte?
Ella negó lentamente con la cabeza.
—Tenemos que limpiar esto —dijo él—.
Si te preparo un baño, ¿podrías remojarte
un poco y después dejarme limpiar tu
pierna?
Ella asintió.
—Voy a dejar que corra el agua —dijo
Logan. Su mano acarició su mejilla
después se inclinó y le depositó un beso
sobre su frente—. Muñeca, vuelvo dentro
de un segundo.
Con los puños cerrados, observó como
Logan se alejaba. Sus hermanos estaban
tan carcomidos por la preocupación
como él. Y por la ira.
—Vamos a quitarte el resto de la ropa
—dijo James.
Con cuidado para no moverla más allá de
lo necesario, pasó la camisa sobre su
cabeza. Carlos se encontraba sentado en
su cabecera, alisando con su mano sobre
su pelo.
James sintió como ella empezó a
temblar. Al principio, pequeños temblores
estremecían su cuerpo, pero entonces
empezó a temblar en serio. Lágrimas se
escaparon por entre sus párpados y,
entonces el pecho de James se encogió.
Se inclinó y atrapo entre sus brazos su
desnudo cuerpo.
—Ahora estas a salvo, cariño.
Hipó suavemente, inspirando
dificultosamente.
—No sé lo que me pasa —dijo ella
mientras se frotaba la cara.
Carlos frunció el ceño.
—Has tenido un susto terrible.
—Su baño está preparado —dijo Logan
desde la puerta.
—Vamos cariño. Un delicioso baño
caliente te hará sentir mejor.
James se levanto y la cargó hacia el
dormitorio. La dejó con suavidad dentro
de la espumosa agua. Siseo con dolor,
cuando el agua tocó su pierna.
James blasfemó a la bajo.
—Lo siento.
Ella dejó caer contra el respaldo de la
bañera, cerrando los ojos.
—Estabas en lo cierto. Esto es una
gozada.
—Mañana vas a estar dolorida —dijo
James, mientras se arrodillaba junto a la
bañera.
—Ahora me siento dolorida —dijo ella
con ironía.
James alcanzó con una manopla la
cadera y empezó a limpiar con mucho
cuidado el corte.
Ella le miró con preocupados ojos.
—¿Piensas que ha sido él, verdad?
No hizo pretensión de no haber
entendido.
—Sí, cariño, lo creo.
Se sumergió más profundamente dentro
de la bañera, sus hombros encorvados en
derrota.
—Pudo haber matado a Carlos o a
Logan.
—Te pudo haber matado a ti —gruñó
James.
—No podría soportarlo si pasase algo a
cualquiera de vosotros —dijo ella.
—Y nosotros no podríamos soportarlo si
algo te sucediese a ti. Venga, voy a
secarte y meterte en la cama.
La alzó de la bañera y la envolvió con
una gran esponjosa toalla. Cuando
abandonaron el cuarto de baño, Carlos
tomó a Destiny en sus brazos y la abrazó
fuertemente.
—Me asustaste —dijo Carlos áspero.
Destiny se empinó sobre las puntillas de sus
pies y enroscó sus brazos alrededor del
cuello de Carlos. Se sentía increíblemente
segura entre sus brazos, como si nada le
pudiese hacer daño.
—Hazme el amor —susurró ella.
—No quiero hacerte daño —dijo Carlos
contra su oído.
—Serás tierno —dijo ella completamente
convencida. Los conocía a todos, sabía
que estos hombres nunca le harían
daño—. Te necesito.
—Ven a la cama —dijo él, empujándola
hacía adelante.
Fue por su propia voluntad y permitió que
le quitase la toalla que le cubría el cuerpo.
Echó para atrás las sábanas y le indicó
con un gesto que se metiese en la cama.
Ella casi gruño en voz alta, cuando las
suaves sábanas la envolvieron.
Levanto la vista y vio a James y Logan
parados, al lado de Carlos. Carlos se
desprendió de la camisa y se metió a su
lado en la cama. James caminó hacía el
otro lado del lecho y se sentó detrás de
ella. Logan se tumbó al pie de la cama,
apoyándose sobre su codo.
No le iban a hacer el amor. A pesar de
que sentía un poco de desilusión, le
sobrevino la fatiga. Se acurrucó sobre el
fuerte pecho de Carlos y suspiró feliz
cuando sus fuertes brazos se enroscaron
alrededor de ella.
Mientras James besaba suavemente su
pierna magullada, sus cálidos labios
lanzaron un escalofrió por su cuerpo.
—Ve a dormir, cariño —murmuró—. Nos
quedaremos justo aquí.
Ella cerró los ojos, deleitándose en la
fuerza y en el calor de todos ellos. No se
podía permitir pensar lo que pudo haber
pasado en el día de hoy. Aun cuando
temía la decisión de quedarse con los
hermanos, sabía que no podría vivir sin
ellos.
¿Pero, y si por quedarse les perjudicaba?

La Mujer De Los Tres HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora